«Es necesario instaurar de nuevo la figura del Defensor del Menor»

Pedro Núñez Morgades apuesta por devolver a las familias «este lugar de referencia y apoyo para sus hijos»

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Pedro Núñez Morgades, ex Defensor del Menor, lo tiene muy claro: «Hay que volver a instaurar la figura del Defensor del Menor porque era un referente muy claro, no solo a nivel de la comunidad autónoma, sino a nivel nacional e internacional».

Entre las razones que esgrime destaca la de que esta institución, desaparecida en 2012 tras dieciséis años de funcionamiento, se había convertido en un lugar de referencia al que acudían las familias para encontrar soluciones urgentes ante los problemas que les planteaban sus hijos.

En esta institución «teníamos el vademécum de los recursos asistenciales necesarios, puesto que estaban establecidos por la propia actuación de los profesionales, todos funcionarios que, además, habían hecho una oposición específica para trabajar en la defensa de los menores».

Tener ese referente «es esencial», según Núñez Morgades. Durante sus años de funcionamiento se convirtió en «un lugar en el que las familias depositaron su total confianza y, en los tiempos que corren, que una institución se gane la confianza de la ciudadanía es un avance extraordinario».

Explica que acontecimientos como la reforma de la Ley de la Infancia, la aprobación del Plan de Familia, la insistencia de Unicef en proponer un pacto para el menor... «hacen que este sea el mejor momento para retomar la figura del Defensor del Menor y que esté a pie de calle para conocer los verdaderos problemas existentes, que sirva de espacio de consulta, de foro, de elaboración de informes sobre las demandas de los menores y los jóvenes...».

Reconoce que los servicios sociales de los ayuntamientos hacen en la actualidad una muy buena labor para iniciar actuaciones con los menores «pero el Defensor del Menor era capaz de resolver todo tipo de conflicto al tener al resto de instituciones españolas a su servicio».

Falta de atención

Destaca, además, que vivimos en una sociedad donde falta una mayor atención a los menores, a la maternidad, los temas sociales, la búsqueda de la felicidad, el diálogo entre todos, la convivencia, la tolerancia, la empatía, una buena relación entre padres y profesores... «Los objetivos sociales no deben ser un reducto de los médicos o de los que viven de la ilusión. Es al revés: es el sustrato sobre el que edificar nuestra vida».

Insiste en que, en este contexto, hay que desarrollar iniciativas sobre todo en favor de los menores. «Yo propondría, en primer lugar, el desarrollo del arículo 154 del Código Civil que asegura: "los padres velarán por los hijos", pero nada más. ¿Qué quiere decir eso? Un padre que no acude a la llamada de su tutor, ¿está velando por sus hijos? Es una cuestión que hay que aclarar y dejar bien definida».

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