El diestro con Concha Azuara antes de la operación
El diestro con Concha Azuara antes de la operación - GTRES

Toda la polémica que deja la muerte de Palomo Linares: las familias enfrentadas

El inesperado fallecimiento del diestro ha dejado a su novia, la jueza Concha Azuara, rota de dolor

Madrid Actualizado: Guardar
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Una «viuda» que estaba a punto de formalizar su relación con el que ha sido el hombre de su vida; y una ex mujer que ha ha puesto tierra de por medio para evitar elevar el alto grado de tensión que en Madrid se respiraba. La muerte del torero Sebastián Palomo Linares, el pasado 24 de abril y cuando estaba a punto de cumplir los 70 años, ha dejado en estado de shock a la que fue su novia durante sus últimos cuatro años de vida, la jueza Concha Azuara, casi 30 años más joven que el diestro jienense. También, ha alejado de la capital a quien fue su esposa entre 1977 y 2012, la colombiana Marina Danko, madre de los tres hijos del torero: Sebastián, Miguel y Andrés.

Sebastián Palomo Linares y Concha Azuara tenían un horizonte lleno de proyectos e ilusiones. El más inmediato e importante, su boda antes del próximo verano. Para tal fin, ya tenían todos los papeles preparados y sólo esperaban que la intervención quirúrgica a la que debía someterse el torero debido a una dolencia cardiaca –que tuvo lugar el viernes 21 de abril en el hospital Gregorio Marañón de Madrid– fuera un éxito. Creían que el corazón de Palomo Linares aguantaría. «Mi único consuelo es pensar que Sebastián ha sido muy feliz en este tiempo. No puedo hacerme a la idea de estar sin él. Esto es durísimo, aún tengo en la cabeza cómo nos despedimos antes de que entrara en quirófano. Nos queríamos muchísimo y siempre estábamos contentos», balbuceaba Concha horas después de fallecer el torero.

Instalada junto a Sebastián en la finca El Palomar, Concha sólo salía de esa magnífica propiedad situada en la vega de Aranjuez por motivos de trabajo. Desde el ingreso hospitalario de su pareja y, sobre todo, tras su muerte, no ha tenido fuerzas para volver al que ha sido su hogar. Ahora se refugia en el domicilio de sus padres. «Tengo todas mis cosas allí (El Palomar), pero ni siquiera sé cuándo iré. Me cuesta muchísimo pensar que Sebastián no va a salir a recibirme. No puedo», repetía con el dolor marcado en el rostro.

Últimas declaraciones

Lo que muchos no saben es que, antes de esa operación a corazón abierto, el diestro había estado previamente en la UVI, durante ocho días y en estado muy grave. Fue entonces cuando los médicos decidieron que había que intervenir. Junto a Concha, Sebastián tomó la decisión de que nadie supiera de su dolencia ni de aquel trance. Tan sólo dos días antes de regresar al Gregorio Marañón, permitió que se diera la noticia a través de ABC. «Dios quiera que todo salga bien. Estoy muy malito y muy débil», confesaba a este periódico el 18 de abril, en vísperas de su operación y sin imaginar que ésas serían sus últimas declaraciones a un medio de comunicación.

Apenas 48 horas después de implantarle dos bypass y una prótesis de la válvula mitral, sufría un derrame cerebral que agravó su estado hasta el punto de que ya nada se podía hacer. Como donante de órganos, el equipo médico siguió el protocolo necesario una vez falleció, a las 17:13 de la tarde del lunes 24 de abril, como explicó su segundo hijo, Miguel. Desmentía de esta manera a todos los medios que anunciaron su muerte a las 12 del mediodía, cinco horas antes de que se produjera. «Me decía que le iban a abrir en canal como a un cochinillo y que me preparara para la cicatriz que le iba a quedar», recordaba su novia, intentando encajar cada pieza de unos días que han sido como una pesadilla.

Esta tragedia, pese a todo, no ha servido para cerrar las heridas entre Sebastián Palomo Linares y sus tres hijos. En la hora de su muerte, el distanciamiento seguía siendo el mismo. Aunque hay quien apunta a que el torero pudo reconciliarse con ellos en la UVI, lo cierto es que en su entorno más íntimo insisten en que era imposible: cuando llegaron, Palomo Linares no reconocía a nadie debido al estado de sedación en el que se encontraba. «Antes del derrame cerebral, a Concha sí la sentía, porque cuando entraba en la UVI le apretaba la mano», asegura un íntimo del diestro.

Versiones de la polémica

«Los hijos se enteraron de la gravedad de su padre por la prensa. No hay derecho», se comenta en el entorno familiar. «Sebastián y Andrés llevaban sin hablarse desde el divorcio de Marina Danko. Pero el distanciamiento con Miguel llegó bastante después. Dicen que Miguel no se entendía con Concha y que abandonó El Palomar para reconciliarse con su madre, algo que a Sebastián le dolió profundamente», comenta un amigo del maestro.

«Había orden de no avisarles y si no es por los periódicos, ni se enteran», insisten a modo de excusa algunos amigos de los hijos, quienes omiten que la noticia salió publicada en ABC cuatro días antes de la operación. Otro testigo contradice esta versión: «En el hospital se encontraban Concha y los hermanos Lozano, que llevan toda la vida con Sebastián. Si los hijos hubieran querido ver a su padre, ellos jamás lo habrían impedido».

Consciente de que su presencia hubiera generado más polémica, la ex mujer de Palomo Linares, Marina Danko, ha optado por salir de Madrid. Su amargo divorcio hizo que no fueran capaces de mantener una amistad. Pese a la distancia, la presencia de Marina en el velatorio se hizo notar con dos coronas de flores. Que Concha y Marina puedan encontrarse y recordar a Sebastián es tan impensable como que los hijos del diestro se interesen por el estado anímico de la magistrada.

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