El glamur español conquista Portugal

El glamur a la española, al hilo del viaje de Estado de los Reyes Don Felipe y Doña Letizia a Portugal, ha sido uno de los asuntos recurrentes en los medios de comunicación lusos a lo largo de la semana. Programas especiales, tertulias y exhaustivos análisis no sólo para desentrañar las claves institucionales de la visita, sino también para valorar el impacto de la presencia de Doña Letizia en el país. Los tres días que ha durado el viaje oficial de Sus Majestades han sido seguidos muy de cerca por expertos en moda y protocolo, que han dejado para la audiencia elogiosos comentarios sobre la imagen moderna que hoy ofrece la Casa Real española, muy querida en Portugal.

Incluso, las principales revistas de corazón del país, antaño críticas con la Reina, han subrayado su cercanía.

Pero la fascinación portuguesa por nuestro estilo patrio ha calado más allá de Doña Letizia. El encuentro de la Reina con Sara Carbonero, la otra española más célebre al otro lado de la frontera, desató un aluvión de comentarios. Ambas volvieron a verse, seis años después de que los Reyes aplaudieran en Sudáfrica el beso de Íker Casillas a la entonces reportera de Telecinco tras ganar el mundial de fútbol. Coincidieron el pasado lunes en el Paço dos Duques de Bragança, en Guimaraes, a 50 kilómetros de Oporto, donde reside el ex portero del Real Madrid con su mujer desde que fichara por el histórico equipo de la ciudad norteña. Con la prensa local entregada, cientos de ciudadanos se agolparon a las puertas del palacio del siglo XV para gritar «¡Que viva España!» y disfrutar del despliegue auspiciado por el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa. Semejante interés tal vez tenga que ver con el hecho de que no existe primera dama en Portugal y que aquí esa figura se echa de menos. ¿Por qué? El inquilino del Palacio de Sao Bento tiene una relación con Rita Amaral Cabral desde hace 30 años, pero no están casados pues aún continúa vigente el anterior matrimonio del singular Rebelo de Sousa. De momento, en los planes del presidente no figura modificar su estado civil.

«Como un cuento»

En Guimaraes, el vestido de Sara Carbonero causó sensación. Para algunos, incluso más que la indumentaria de la Reina -un vestido negro de gala, con encajes y transparencias, firmado por Carolina Herrera, el mismo con el que se distinguió en Madrid hace dos años. En el caso de Carbonero, lució una espectacular creación en blanco y negro de Vicky Martín Berrocal. La periodista, posteriormente, se refirió a la velada como «una noche muy bonita.Era todo como un cuento».

La cena de gala en Guimaraes estuvo amenizada por los fados de la cantante Carminho, que acaba de publicar un álbum con versiones de Antonio Carlos Jobim. Tampoco faltó este género tan luso cuando los Reyes llegaron a Lisboa, pues allí les deleitó Cuca Roseta. La propia Carminho, en su día declaró a ABC: «Quiero transmitirle a Sara (Carbonero) cuánto le agradezco que le gusten mis discos». Y todo porque la periodista había comentado en las redes sociales que su música era «perfecta para una tarde lluviosa de domingo».

Firmas de cabecera

Tanto en Oporto como en Guimaraes y en Lisboa, Doña Letizia ha recibido elogios por su elegancia, marcada por la presencia de sus firmas de cabecera: el infalible Felipe Varela, Carolina Herrera y Hugo Boss. Llamó la atención que reciclara algunos modelos que ya había lucido en ocasiones anteriores. Además del mencionado vestido de gala de Carolina Herrera, en Oporto recuperó un abrigo entallado con flores en guipur de color malva, con un vestido a juego, obra de Varela. Este modelo lo había estrenado en 2012, con motivo de la boda real del Príncipe Guillermo de Luxemburgo con Stéphanie de Lennoy. Ya en Lisboa, la Reina fue recibida por Fernanda Tadeu, la mujer del primer ministro, Antonio Costa. Ambos ejercieron de anfitriones en la cena de gala celebrada en el Palácio das Necessidades. Allí, Doña Letizia recurrió de nuevo a su excelente fondo de armario, pues se acordó de otro diseño de Varela con el que deslumbró en 2013, durante la entrega de los Premios Príncipe de Asturias en Oviedo: un vestido corto en georgette de seda verde Veronés, bordado en cristal jade, esmeralda y black diamond.

En cuanto a los estrenos, doble acierto: de Hugo Boss es el conjunto compuesto por una falda de lana virgen en tres colores (gris, marrón y teja), con abrigo y jersey a juego; y de Carolina Herrera, el vestido color ceniza con detalles malvas, completado por una chaqueta a juego y unos pendientes de Bulgari. Antes de regresar a España, cambió totalmente su estética: de nuevo, Hugo Boss para un sobrio pantalón gris y y una chaqueta negra de inspiración militar.