Emanuel Ungaro, el último gran alumno de Balenciaga
Moderno y decidido, vistió a grandes mujeres. En 2005 se retiró tras vender su marca
Fallecidos André Courréges en 2016 y Hubert de Givenchy en 2018, era Emanuel Ungaro uno de los últimos genios de la costura francesa . Tras su muerte el pasado sábado, a los 86 años, París pierde a uno de sus más insignes creadores. Nacido en Aix-en-Provence, en 1933, Ungaro era de origen italiano. Su familia había emigrado al sur de Francia desde la región de Apulia, buscando mejor fortuna. Su padre, Cósimo, era sastre. Fue él quien enseñó a Emanuel a cortar y coser desde muy joven. No en vano, uno de los primeros juguetes del pequeño «Emanuele» fue una máquina de coser.
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Al cumplir 22 años, Emanuel se desplazó a París, donde consiguió formar parte del equipo de alumnos aventajados de el gran maestro Balenciaga desde 1958 . Curtido y tras haber aprendido en el mejor atelier del mundo, Ungaro se fue a trabajar con el también aprendiz de Balenciaga André Courrèges, hasta que se lanzó por su cuenta en 1965. Moderno, discreto y decidido, rechazó crear vestidos de noche en sus primeras colecciones y se aficionó a diseñar prendas escuchando música clásica y ópera , pasión heredada de su padre.
Divas del siglo XX
Durante 30 años se ocupó de «embellecer» a mujeres insignes como Jacqueline Kennedy, Catherine Deneuve , Marisa Berenson , Carolina de Mónaco, Isabelle Adjani, la Begum Salima, Jackie Kennedy, Lee Radzwill, la Duquesa de Windsor, Lauren Bacall, Ira de Furstenberg o Anouk Aimée , de quien estuvo enamorado. Sus diseños portaban siempre un allure de un chic contemporáneo, y no dudaba en recurrir a dibujos marcados y grandes drapeados que marcaban la silueta femenina . En 1968, creó su primera colección de prêt-à-porter, que llamó «Parallèle», e inauguró su tienda en la avenida Montaigne de París. Ungaro Uomo se lanzó en 1973 y sus perfumes, en los años 80 y 90.
Cuando a mediados de los 90 su negocio empezó a flojear, Emanuel Ungaro decidió vender la mayor parte de su empresa al grupo Ferragamo con la intención de que la compañía florentina desarrollara lucrativas colecciones de zapatos y bolsos. Desde 1998, recurrió también a Giambattista Valli , previamente director creativo en Krizia, para seguir desarrollando colecciones de costura para sus 200 clientas fijas, admiradoras de los cinco continentes que encargaban atuendos con frecuencia. Fue en ese mismo año cuando Ungaro creó el precioso vestido de novia que Eugenia Martínez de Irujo lució en su boda con Francisco Rivera.
Hasta 2004, Valli y Ungaro trabajaron mano a mano, algo que imprimió un toque especial a las prendas de Giambattista. En esa fecha, y por malentendidos con la esposa de Ungaro, Laura, que cubría funciones de dirección de comunicación en la empresa, Valli dejo el duo creativo. Emanuel decidió entonces retirarse profesionalmente .
En 2005, vendió su marca al paquistaní Asim Abdullah por 84 millones de dólares y la casa de modas comenzó un eterno desfile de directores creativos, como Vincent Darré, Peter Dundas o Esteban Cortazar. Tras la partida de este último, la última tontería fue contratar a la actriz Lindsay Lohan como asesora creativa junto a Estrella Archs en 2009.
En lo personal, Emanuel Ungaro demostró ser uno de los modistos más discretos. A los 55 años, contrajo matrimonio con Laura Bernabei , con la que tuvo a su hija Cósima, llamada así en honor a su padre. Su familia ha comunicado la muerte del modisto, que desde hacía un par de años se encontraba enfermo . Otro grande que sube al club celestial de los costureros geniales del siglo XX.
