Beyoncé en los premios Grammy
Beyoncé en los premios Grammy - afp

Beyoncé, ¿la estrella más controladora?

Es muy celosa con su vida privada, en sus redes sociales se limita a publicar fotografías seleccionadas con mimo y no ofrece entrevistas desde 2013

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«Siempre me estoy debatiendo sobre cuánto debo desvelar sobre mí misma. ¿Cómo conservo mi humildad y mi espíritu? ¿Cómo sigo siendo generosa con mis fanes y mi trabajo? ¿Cómo me mantengo de actualidad y, al mismo tiempo, conservo mi autenticidad?».

En 2013, Beyoncé reflexionaba en voz alta de esta manera en el documental de HBO «Life is but a dream», que ella misma producía, dirigía y protagonizaba. Es un dilema al que se enfrentan muchas estrellas: cuánto compartir con el mundo y cuánto reservarse para sí mismas. Dos años después, parece que Beyoncé ha encontrado la respuesta.

Hace dos semanas, la edición norteamericana de «Vogue» hacía pública su portada de septiembre, el número más importante del año con un total de 832 páginas.

La imagen, firmada por el fotógrafo de moda Mario Testino, mostraba a Beyoncé con el pelo mojado y un vestido de noche. Sensual y misteriosa; perfecta, como siempre.

Pero, horas después, «The New York Times», que tuvo acceso a lo que acompañaba a las pertinentes fotos con la estrella, desvelaba la anomalía. El perfil, firmado por la premio Pulitzer Margo Jefferson, no contenía declaraciones.

Jefferson se limitaba a hacer un repaso por su vida y su carrera como una mera observadora externa. «Se me planteó como un… llámalo perfil reflexivo, si quieres. No tuve ningún contacto con su equipo», explicó ella al diario. Es decir: no hubo entrevista de ningún tipo.

Y ahí radica lo insólito del asunto. «Vogue», junto a otras cabeceras prestigiosas, suele ser la opción predilecta de las grandes estrellas para promocionar sus trabajos. A cambio de la exposición mediática, ellas acceden a protagonizar una extensa sesión de fotos con un fotógrafo de renombre, como Annie Leibovitz, Bruce Weber o el propio Testino, y a una entrevista en profundidad que, a veces, se desarrolla a lo largo de varios días y en la que, en ocasiones, la estrella de turno se presta a realizar alguna actividad con el periodista o le invita a visitar su casa.

El resultado, fruto de esa intimidad forzada, suele ser un perfil jugoso, con declaraciones que van más allá del rígido guión establecido por sus publicistas. Esas son las reglas. No escritas, por supuesto. Pero incluso la primera dama de EE.UU., Michelle Obama, aceptó las condiciones en su entrevista de 2013 para la misma cabecera. Esta vez, Beyoncé, que fue portada de Vogue en 2009 y 2013, ha decidido saltárselas.

En realidad, la cantante no ha contestado preguntas de ningún periodista desde el año 2013. Y sus representantes tampoco han dado explicaciones sobre su voto de silencio. Aunque, seguramente, lo más esclarecedor para entender su decisión es releer su última entrevista. Se la concedió a GQ en enero de 2013.

En su afán por controlar su imagen hasta el último detalle, la redactora de la publicación, Amy Wallace, contaba cómo su encuentro había sido grabado en vídeo por el equipo de la cantante. Aunque, sin duda, lo más llamativo de todo era su descripción del archivo digital de la estrella, custodiado en una habitación con temperatura controlada en la que se guarda cada fotografía que se conserva de ella, cada entrevista, cada actuación...

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