Maduro y Cilia, la «primera dama» bolivariana
Maduro y Cilia, la «primera dama» bolivariana - abc

La mujer de Nicolás Maduro lanza su propio programa de televisión

Cilia Flores ocupa, los domingos, el horario estelar de cadena pública para glorificar el régimen en «Con Cilia en familia»

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«Con Cilia en familia», así se llama el programa de la primera dama de Venezuela, a quien su marido, el presidente Nicolás Maduro, rebautizó con el título de la «primera combatiente». El espacio se transmite por la cadena oficial Venezolana de Televisión (VTV), los domingos y a la hora de mayor audiencia, las 8 de la noche, para mayor gloria de la gestión gubernamental.

En su estreno, Cilia Flores arrancó su emisión de 30 minutos vestida con una chaqueta azul marino al estilo Chanel; tras ella, el jardín interior del palacio de Miraflores y, como música de fondo, una canción de salsa. En la presentación destaca que la «familia es lo principal para la sociedad, para la revolución, para esta patria.

Rescatando los valores familiares, el amor de los hijos hacia los padres, de los padres hacia los hijos, de los padres entre sí...».

Su objetivo es promover las historias de los humildes, porque «son millones de personas los que han sido beneficiados, que han sido atendidos, y esas historias también deben contarse. Esta iniciativa la tuvo el presidente Nicolás Maduro y tenía como objeto darle rostro a tantos logros de la revolución y apoyar en algo lo que es el trabajo», proclamó.

Su intervención ha sido considerada demasiado posada y rígida, igual que si estuviera en campaña electoral. Le falta naturalidad cuando saluda a los niños, mujeres y ancianas en los hospitales; estos tampoco se muestran muy contentos y espontáneos con la visita de la primera dama. Más bien parecen personas previamente seleccionadas y que han ensayado su papel para hablar bien sobre la gestión del mandatario.

Las joyas de primera dama

A la «primera combatiente» chavista le encanta lucir sus joyas en público: varios anillos de oro, pendientes y collares caros la adornan. Cilia, de origen humilde, es abogada y formó parte de la defensa de Hugo Chávez cuando estuvo preso dos años por haber encabezado el golpe militar de 1992.

Nacida hace 62 años en Tinaquillo, estado Cojedes, fue nombrada presidenta de la Asamblea Nacional y, después, Procuradora General. Durante mucho tiempo ella y Maduro (diez años menor) convivieron hasta que contrajeron matrimonio en una boda civil celebrada en julio del 2013. Ambos suman cuatro hijos de sus anteriores matrimonios.

La pareja presidencial destaca por su excesivo nepotismo y acaparamiento de cargos públicos, especialmente en el ámbito financiero. El hijo del presidente, Nicolás Maduro Guerra, es coordinador de la Escuela Nacional de Cine y delegado del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), así como tesorero nacional y vicepresidente de Finanzas de Petróleos de Venezuela (PDVSA).

Pero los familiares de la primera dama acaparan aún más cargos. Su hijo Carlos Erik Malpica Flores fue incluido en la lista de funcionarios que ingresaron irregularmente en la nómina de la Asamblea Nacional, presuntamente favorecidos por su parentesco con la expresidenta del Parlamento, Cilia Flores. Malpica Flores ocupó cargos en la Cancillería y la vicepresidencia de la República. Bajo el gobierno de Maduro, también ha sido comisionado presidencial para Asuntos Económicos y Financieros y subtesorero de la Oficina Nacional del Tesoro. Walter Gavidia Flores, por su parte, es juez noveno de Primera Instancia; Franquie Flores, empleada de la imprenta de la Asamblea Nacional; Bladimir Flores, inspector General del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalística (CICPC).

Su recién estrenado programa es el tercero que emite se emite por la cadena VTV presentado por algún miembro de la élite política. El primero lo inició el mandatario bajo el nombre de «En contacto con Maduro»; el segundo, «Con el mazo dando», corría a cargo de Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional.

La primera entrega de «Con Cilia en familia» ha pasado, pues, sin pena ni gloria. Muy aburrido y fastidioso con lenguaje panfletario y pasado de moda, según el análisis de la periodista Elizabeth Fuentes de la web «Konzapata». Otro crítico es Pedro Pablo Peñaloza, que considera que Cilia no baila como Michelle Obama, pero le gusta el tango de Cristina Fernández de Kirchner.

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