Imagen del álbum personal de Virginia Roberts, en 2001
Imagen del álbum personal de Virginia Roberts, en 2001 - abc

Virginia Roberts divulga un diario manuscrito en su campaña contra el Príncipe Andrés

Las anotaciones se hicieron ocho años después de su primer encuentro sexual

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Virginia Roberts, la estadounidense de 30 años que asegura haber sido obligada por el magnate Jeffrey Epstein a mantener por tres veces relaciones sexuales con el Príncipe Andrés siendo menor, ha divulgado un diario manuscrito de 24 páginas donde aporta más detalles de su primer encuentro en París. La prueba parece un tanto prefabricada, porque las anotaciones datan del 2009, ocho años después de los hechos que relatan.

Roberts ya había ido contando intimidades prolijas, que han dado verosimilitud a su historia, a pesar de los taxativos desmentidos del Palacio de Buckingham. Ahora explica que la primera vez que se vieron, en 2001 en Londres, «el Príncipe mantenía contacto ocular a la menor oportunidad» y asegura que no sacaba ojo del escote de su camiseta de pico.

Tras ser presentados, acudieron al club Tramp, en Mayfair, donde según su diario, el Duque de York, de 54 años hoy, pidió unos cócteles en una mesa reservada y la invitó a bailar, en lo que evoca como una danza tórrida. Allí estuvieron una hora y se trasladaron al piso de Ghislaine Maxwell, la madame que supuestamente reclutaba menores para la red de Epstein. En esa vivienda del exclusivo barrio de Knigstbridge se dieron un baño y mantuvieron relaciones sexuales, un lance del que en otras entrevistas ha dicho que «no fue una violación, pero tampoco fue amor».

Bill Clinton, ¿otra vez?

El caso había estado dormido en los últimos días, opacado por la conmoción del atentado de París, pero ha vuelvo a emerger, con problemas también para Bill Clinton. Los medios estadounidenses han publicado que Hillary Clinton está profundamente enojada por la relación de amistad de su marido con Epstein. Bill aparece con una docena larga de números de teléfono para localizarlo en la agenda del magnate, apodada «el santo Grial» en los papeles judiciales por la cantidad de contactos ilustres que allí aparecen. Hillary teme que puedan surgir nuevas andanzas rijosas de su marido, que dificulten su carrera a la nominación como candidata del Partido Demócrata a la presidencia.

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