Vistas desde el Mirador del Faro de Santa Pola
Vistas desde el Mirador del Faro de Santa Pola - B.C

Santa Pola, mucho más que un pueblo pesquero

De hacer senderismo a practicar windsurf. Este municipio alicantino no le pone límites a sus encantos naturales

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Trece kilómetros de largo son suficientes. Esta es la longitud de la costa de Santa Pola, un pueblo alicantino vecino al muncipio de Elche que, a pesar de sus escasas 5000 hectáreas, ofrece una gran variedad de opciones para aquellos que decidan visitarlo durante sus vacaciones.

Uno de sus principales atractivos, al igual que en casi toda ciudad costera, son sus playas. A escasos minutos del centro de la ciudad pueden encontrarse varias, como la Playa de Levante y Gran Playa, que son las más visitadas por los veraneantes. Aunque esta es una buena opción para refrescarse, a unos escasos diez minutos en coche los visitantes pueden encontrar otras playas menos transitadas y con un encanto especial.

Por ejemplo, hacia el este de la ciudad, en torno del Centro de Investigación Marítima (CIMAR) se encuentran las Calas del Cabo. Esta zona es idónea para los amantes de la naturaleza, ya que su agua cristalina permite a los bañitas practicar snorkel y disfrutar viendo los bancos de peces y las amplias praderas de posidonia. Sin embargo, para los más aventureros es más recomendable ir a la del Pinet o la Gola, situadas en la bahía, donde gracias a su orientación a vientos predominantes puede practicarse windsurf y kytesurf.

El interés de Santa Pola, sin embargo, no está solo en sus playas...porque también hay montaña. La sierra santapolera tiene unos 144 metros de altura, distancia suficiente como para tener unas estupendas vistas del mar e, incluso, para tirarse en parapente. Allí se encuentra el faro y, muy cerca está la Torre del Tío Pep, un puesto vígia que data de 1552 y que tenía la función, junto a la Torre de Tamarit (situada al otro extremo del pueblo) de proteger a los santapoleros de posibles ataques. Ambos puestos se mantenían en contacto con un tercero, situado en Elche, a través de señales ahumadas y luminarias. A este precioso mirador se puede llegar en coche, pero es muy recomendable hacer el anillo senderista, de unos 8 kilómetros en total, que además permite al caminante ver varios antiaéreos y un búnker que fueron instalados durante la Guerra Civil para proteger de posibles bombardeos a la ciudad de Alicante. Eso sí, en verano, es aconsejable hacer esta ruta cuando el calor decida dar un poco de tregua.

Frente a Santa Pola está Tabarca, una isla que es reserva marítima

Una de las singularidades geográficas de Santa Pola es la presencia de Tabarca frente a sus costas. Ésta es la única isla de la Comunidad Valenciana y la más pequeña del Mediterráneo actualmente habitada y que, en la antiguedad albergó una cárcel. La isla, a la que se puede acceder gracias a catamaranes y barcas que salen desde Santa Pola (por un precio de unos 15€, ida y vuelta), es de una gran belleza gracias a sus calas y cuevas marítimas. De hecho, es considerado reserva marítima, por lo que se prohíbe pescar en los alrededores de la isla. Es curioso que, aunque Tabarca se encuentre a escasos veinte minutos de Santa Pola, esta isla no pertenece al municipio, sino que es considerada un barrio de Alicante.

Las Salinas es otra de las peculiaridades de las que mencionabamos con anterioridad y es que, a parte de la importancia de la explotación salinera- exportan sal tanto a nivel nacional como internacional- este humedal está protegido como Parque Natural. Esto se debe a que, por las condiciones que presenta, es un lugar en el que paran una enorme cantidad de flamencos y cigüeñuelas. Algo, sin duda, digno de ver.

En cuanto a atracciones culturales, Santa Pola ofrece distintas opciones. El Acuario de la ciudad, a pesar de no tener una gran capacidad, tiene un impresionante muestrario de fauna marína. El municipio también tiene el Museo del Mar, situado dentro del Castillo-Fortaleza que se encuentra en el centro de la ciudad, y el Museo de la Sal, en el Parque Natural, donde se explica de forma detallada cuales son los procesos por los que pasa la sal hasta llegar a nuestros platos cada día.

Pueblo de tradiciones

A diferencia de otras famosas ciudades alicantinas como Torrevieja o Benidorm, Santa Pola, se ha querido mantener fiel a la tradición, sobre todo, de carácter pesquero. Todas las tardes, sobre las 4h, se celebra la subasta en la Lonja, donde los pescadores ofrecen a los compradores su mercancía. La entrada no está permitida a los curiosos, pero para aquellos que estén interesados en ver cómo es el género que los pescadores traen del Mediterráneo, pueden acercarse al mercado que abre al atardecer en el mismo puerto. Allí, además de pescado fresco- y con el sello de calidad Peix de Santa Pola-, se puede adquirir mojama, peces que los marineros abren en canal y dejan secar bajo el sol.

Los Astilleros Astondoa tienen su sede en el puerto santapolero

Santa Pola también es conocido por ser un pueblo portuario. De hecho, ya en el siglo I, era la principal base de intercambio de mercancías con Grecia. Unos cuantos siglos más tarde, los romanos lo denominaron como Portus Illicitanus- ya que estaba al lado de Illice, Elche en la actualidad- y se convirtió en uno de los puertos más importantes junto al de Cartagena. Actualmente, en el puerto no solo amarran barcos pesqueros sino también impresionantes embarcaciones de recreo, como yates o barcos de vela. De hecho, en el puerto se encuentran los Astilleros Astondoa, uno de los más importantes de España en este tipo de naves.

Su fiesta patronal es, como en otras muchas comarcas de la costa, la celebración de Moros y Cristianos. Durante varios días de la primera semana de septiembre, los santapoleros salen a las calles tras la Despertà- una traca de petardos que resuena en las calles del municipio a las ocho de la mañana-, vestidos con sus bombachos y chilabas y recrean como los musulmanes y cristianos lucharon por la pertenencia de la península. En definitiva, esta fiesta puede ser la «excusa» perfecta de los turistas para ponerle un perfecto broche final a sus vacaciones de verano.

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