Víctimas del Terrorismo

Un ramillete de dignidad recuerda el 38 aniversario del asesinato de José Luis Prieto

Alguien, de forma anónima, lo ha colocado frente al olvido institucional

Flores en recuerdo de José Luis Prieto Pablo Ojer

Pablo Ojer

Son apenas una docena de narcisos. Un pequeño ramillete que para muchos ciudadanos no pasaría de ser más que un bonito detalle que alguien ha dejado en un rincón de Pamplona, aferrados a la valla de un colegio. Pero, sin embargo, ese simple manojo de flores amarillas arrastra consigo una inmensidad de significado y, sobre todo, un cargamento de dignidad .

Alguien, de forma anónima ha atado hoy un manojo de narcisos en el lugar en el que un 21 de marzo de 1981 moría asesinado el teniente coronel José Luis Prieto , el primer jefe de la Policía Foral en democracia. Alguien se ha acordado que en ese punto, una banda terrorista arrebató la vida a una persona y destrozó una familia, mientras que ninguna institución navarra ha tenido el más mínimo detalle ni recuerdo hacia un vecino de la ciudad que tanto hizo por la seguridad y protección de los pamploneses y de los navarros. A pesar del voluntario olvido institucional, los pamploneses todavía recuerdan a sus buenos vecinos.

José Luis Prieto acudía a misa de ocho a la parroquia de Nuestra Señora del Huerto, en el barrio de San Juan de Pamplona, acompañado de su mujer. Una terrorista, Mercedes Galdós , no le dejó ni entrar en la iglesia. Le descerrajó dos tiros.

Tras efectuar los disparos, Galdós huyó como los cobardes. El recuerdo y reconocimiento ciudadano a José Luis Prieto permanece como demuestra ese pequeño ramillete de narcisos cargados de la dignidad que nunca matarán las pistolas.

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