El palacio barroco que esconde en el sótano una red de pasadizos ordenados

El Palacio del Marqués de Perales del Río es la sede de la Filmoteca Nacional desde 2002. En este edificio fue asesinado el responsable de facilitar la entrada en Madrid de las tropas napoleónicas

Forman un delicado entramado que parecen una zona de recreo BELÉN RODRIGO

Belén Rodrigo

En el Palacio del Marqués de Perales del Río asesinaron al III marqués de esta familia nobiliaria en 1808 después de haber traicionado al pueblo de Madrid al pactar la entrada de las tropas napoleónicas. Un suceso que siempre acompañará a la historia de este particular edificio aunque son muchas más las curiosidades que guarda en su interior y bajo tierra . Una de las más llamativas y desconocidas es la planta sótano, única en toda la ciudad.

En 2002 se instaló en este palacio la Filmoteca Nacional aunque antes tuvo otros usos y se llevaron a cabo distintas reformas. En la actualidad «se está investigando la historia del palacete a través del archivo del Colegio de Arquitectos de Madrid y del Archivo Histórico de la Nobleza en Toledo, donde está la documentación de los marqueses de Perales», explica a ABC Luis Castrillo, coordinador de Fondos No Fílmicos de la Filmoteca Nacional. Hay que remontarse al Madrid de finales del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII , cuando hubo un gran auge la zona residencial y se levantaron casas nobles. En la zona de este palacio existieron dos conventos y tras su derribo se crearon la plaza de Tirso de Molina y de Antón Martín, conectadas por la calle Magdalena. Entre 1725 y 1730 los marqueses de Perales compraron cuatro casas en la manzana para levantar su nuevo hogar. «Y más tarde los herederos compran otras dos casas que añaden a uno de los laterales», matiza Beatriz Rodríguez, consejera técnico de la Filmoteca Nacional.

La fachada barroca es del arquitecto Pedro de Ribera BELÉN RODRIGO

Matilde Verdú es una de las grandes especialistas de la obra de Pedro de Ribera y fecha la construcción de este palacio barroco en 1730 , mandada construir por el conde de Villanueva y su mujer la marquesa de Perales del Río tras su boda. «Este personaje tuvo un papel importante en la Corte ocupando cargos como el de contador del Tribunal de Cuentas o director general de Correos y Consejero de Indias», subraya Rodríguez. Se atribuye la autoría del proyecto a Pedro de Ribera aunque algunos historiadores creen que sólo la fachada es del entonces arquitecto municipal de la capital. Parece que Ribera dio las trazas y fueron los maestros de obras José López de Sojo y Agustín de Castro quienes realizaron los trabajos.

Como ha sido referido anteriormente, este palacio fue escenario del asesinato de José Miguel Fernández de Pinedo, III marqués de Perales, responsable de una fábrica de cartuchos. Supuestamente traicionó al pueblo de Madrid, cambió la pólvora por arena en la munición que se iba a usar contra los franceses «y las tropas enemigas lo sabían. «Asaltaron el palacio y mataron al marqués», subraya la consejera técnico.

La escalera es uno de los elementos del antiguo palacio que mejor se conservan BELÉN RODRIGO

Se sabe que el VI marqués de Perales pidió licencia para aumentar la altura de la cubierta y sustituir el viejo alero. Dichas obras fueron realizadas por el arquitecto José María Aguilar. Y años después serían los herederos de la Casa de Perales quien deciden vender el edificio al Estado en 1914. «En el Archivo de Toledo existe un inventario de 1808 relativo al mobiliario y a las obras de arte del palacio», afirma Luis Castrillo. Y fue «uno de los hijos del V marqués, quien dona al Museo del Prado una colección de arte que incluye dibujos de Goya, el boceto de La gallinita ciega y tapices, entre otras piezas», añade. Puso como condición que «una de las salas del museo llevase el nombre de su padre».

Distintos usos

Al ser propiedad del Estado pasó a ser Dirección General de Aeronáutica y comenzó la transformación del edificio . Durante la Guerra Civil se utilizó como juzgado para celebrar bodas civiles y tras una reforma realizada por el arquitecto Carlos Sidro de la Puerta se estableció en el palacio una Estafeta de Correos en 1954 . El ministerio de Cultura solicitó la declaración de Monumento en 1977 que sería efectiva en 1995 (pasó a ser un Bien de Interés Cultural). Se decidió instalar en el palacio la sede de la Hemeroteca Nacional y entre 1979 y 1983 se realizaron las obras de rehabilitación y recuperación del palacio además de realizar un edificio nuevo en la parte posterior para depositar libros. Pero el edificio volvería a quedar abandonado cuando la Hemeroteca Nacional volvió a integrar los fondos de la Biblioteca Nacional. La última transformación del edificio la realizó Javier Feduchi Benlliue para posteriormente instalar la Filmoteca Nacional . El mismo arquitecto que había ya rehabilitado el Cine Doré , ambas instituciones complementarias y próximas.

Una de las cúpulas del sótano BELÉN RODRIGO

A pesar de las rehabilitaciones se ha perdido la decoración de los grandes salones que hubo como casa nobiliaria. La fachada es la parte mejor conservada, con un enorme zaguán , y también la amplia escalera. Pero uno de los más importantes hallazgos de este palacio ha sido el sótano que pudo ser la cripta de un antiguo convento del siglo XVI o XVII. «Queremos investigar su procedencia y conocer más pormenores de este espacio», indica Beatriz Rodríguez. Es un fantástico entramado de galerías y recintos cubiertos con bóveda de ladrillos a donde se desciende a través de una escalera secundaria. Se trata de una red de pasadizos ordenados en torno al principal que va paraleo a la calle. Otra de las teorías de esta zona es que se trató de un espacio de recreo de los primeros habitantes.

Filmoteca Nacional

«Nuestra misión es preservar el patrimonio cinematográfico, no sólo las películas sino todo lo que envuelve al cine», indican desde la Filmoteca. Cuenta con una biblioteca especializada «con 55.000 monografías y 2.000 títulos de revista. Es muy utilizada por técnicos, estudiosos y directores de cine. Es de acceso libre para la consulta en sala, no hay préstamo», explica Luis Castrillo. En el archivo gráfico guardan una importante colección de carteles , algunos de ellos muy antiguos.

Periódicamente se organizan exposiciones y en esta casa se reciben fondos personales que donan cineastas, entre ellos Luis Buñuel. Es mucho y muy valioso el material que se conserva como son los cinematógrafos de Lumier . Esperan, algún día, que existan fondos para poder exponer todo el material que permite conocer mejor la historia del cine. Es más, « nos gustaría incorporar la cripta» , confiesan los responsables.

Algunos de los cinematógrafos antiguos que se guardan en la filmoteca BELÉN RODRIGO
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