Ángel Antonio Herrera - Cartas a la alcaldesa

Los muñecos

La Puerta del Sol es sitio muy castizo, y muy alegre, pero otra cosa es que se resuelva en una acampada de las rebajas de la sastrería de la figuración de Eurodisney

Un hombre caracterizado de Charles Chaplin en la Puerta del Sol Maya Balanya

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La Puerta del Sol viene teniendo una tropa titular de amenidades , una parroquia diversa donde militan un pirata de mucho ropero, tres acróbatas de vivir quietos en el aire, un Charles Chaplin, varios Mickey Mouse, un tipo en traje de retal de periódico, y la docena mal contada de loteras de caballete, según el momento, que no están al disfraz, naturalmente, sino a la venta bulliciosa. Pero ambientan lo suyo, claro. A todas estas gentes les viene pidiendo la policía que se retiren la máscara , a cada paso, por seguridad, y porque viven del oficio del disfraz, y no pagan el sitio. La policía viene obrando según una ordenanza municipal que aplaudimos, alcaldesa.

La Puerta del Sol es sitio muy castizo, y muy alegre, pero otra cosa es que se resuelva en una acampada de las rebajas de la sastrería de la figuración de Eurodisney. Eso no es plan, y nos parece bien que le pida usted a estas gentes de inocencia el trabajo a cara descubierta , porque es mejor que perdamos a un Chaplin de pega antes de no reconocer en ese disfraz a un tipo de amenaza, terrorista o no tanto. A uno le sabe mal el plan de seguridad porque complica la vida laboral a estos transeúntes de postal, pero el vecindario de comerciantes está de acuerdo con la medida, y el vecindario en general también. Es asunto de cajón. No podemos visitar un picnic, antes que una Plaza, y luego está que en Madrid quien labora cotiza , y la tropa de Mickymouses del sitio sólo invierten en agua mineral.

La zona, en estos días, se pone reventona de turistas, con lo que nuestros figurantes tienen tajo. No han pasado por esos exámenes que el Ayuntamiento impuso a los músicos , porque, en rigor, nuestros protagonistas no hacen nada, salvo sonreir a la nikon, si se les requiere. Tienen algo de familia inocente y fantasmal de la zona, algo de frikis que nunca molestan, algo de parados que no paran, pero enredando en todos los idiomas. Sólo que no cotizan, como el kioskero, y viven emboscados en un disfraz . Hay que celebrarle la medida, alcaldesa. Y aplaudirle a los aludidos por la «poli» lo mucho que tienen de gentes amables que siempre salen bien en las fotos de la vida de los otros.

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