Cartas a la alcaldesa

Instagramer

Madrid es un género literario, y un género cinematográfico, y también un picnic de instagramers, que no sabemos bien lo que es

Dos chicas se hacen un selfie en la calle

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Hay un paso de cebra estelar en Madrid, alcaldesa. Se trata del que vuela de corte en la calle de Serrano, esquina Jorge Juan, o esquina Villanueva, según se mire. Quiero decir que ese sitio de transeúntes es un plató de selfie, un escenario de instagramer , que es como se titula ahora a los ociosos de aspaviento, que a menudo también son ociosas. El primer sitio de Madrid, yo creo, acaso por encima de la baldosa del kilómetro cero, en la Puerta del Sol, donde se cumple a diario la romería de turistas que vienen a hacerse un retrato a la capital, comen en Lucio y se largan tan contentos.

Madrid es un género literario, y un género cinematográfico, y también un picnic de instagramers, que no sabemos bien lo que es, aunque sí. Son unos peatones que viven en internet. Son unas gentes que no salen de la foto. De modo que se filman o fotografían mucho en medio de la calle de Serrano, con la tienda de Loewe de fondo, y no tanto el jardín del Arqueológico, porque el instagramer no es museal sino criatura de escaparatismo . Empezando o acabando por el escaparatismo de su propia vida, obviamente. Arriesga el tópico que los jubilados hacen recreo mirando las obras, pero los que aún no estamos jubilados hacemos mucho recreo mirando a los instagramers de ese retal de calle de Serrano, donde van los zagales o zagalas a hacer su pirueta de urbanitas, mientras se inmortalizan con el móvil.

Los que alimentan instagram son una tribu de mucho photoshop, o sea, viciosos del filtro, y por eso escogen este rincón de Madrid, siempre en medio del paso de peatones, un rincón que ya trae el photoshop o filtro incluido, porque es calle despaciosa, cara, y casi virtual, por ambas cosas, y algunas otras. Esta carta de hoy, alcaldesa, no es carta de denuncia o buzón de reclamaciones, sino constatación de los nuevos usos y costumbres de la ciudad, que en la calle de Serrano tiene un plató de lujo para que los instagramers exhiban el atletismo de abrigo , porque son todos unos atletas del armario que mola. Van, esperan el semáforo en rojo, y se echan al paso de cebra, donde se hacen el selfie de cuerpo entero mientras improvisan una coreografía de moverse poco, o nada. Y la estampa va directa a instagram.

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