Durango14: La música del correcaminos llena la Sala El Sol
La banda madrileña presentó su cuarto trabajo, «Gigante Panamericana», un trabajo redondo de rock instrumental que supo mantener la atención del público
Botas, sombreros vaqueros, chupas de cuero... La sala El Sol se vistió ayer al más puro estilo tejano para recibir a Durango14 , una de esas bandas anómalas que subsisten en la escena musical española. Presentaron «Gigante Panamericana», su cuarto trabajo de estudio, un proyecto de rock instrumental de difícil clasificación estilística.
Armados hasta los dientes con sus guitarras Stratocaster y dos torres de amplificadores Koch, los madrileños salieron a escena para éxtasis de la parroquia. «Malparío», primer single del nuevo proyecto, fue la encargada de abrir fuego, con sus melodías «western» y ritmo reggaetonero resueltos en un rock heavy muy claro.
Siguió «Surfin’ Waikiki», una buena canción, rápida y muy bien estructurada de su álbum «Vol. 3».
Desde la primera canción quedó claro que Durango es una banda muy hecha. Una de las grandes dificultades de la música instrumental es mantener la atención del público durante un concierto de más de una hora . Durango alterna bien entre el éxtasis y la pausa, solventando los problemas desde la composición de los temas.
«Last oil station» tiene ese color inquietante que uno encuentra en las películas adornadas por Morricone, con una melodía entre la amenaza y la duda. Brilló también «Tigre Blanco», propulsada por esa electricidad que le imprime la banda a todas sus canciones.
Tras la presentación del disco y la banda, siguieron con un popurrí de tres temas, «Desperado», «Crazy» y «Nube Roja». Las tres canciones se complementan a la perfección creando un bonito medley de casi diez minutos en el que brilló el saxofón de David Pardo , un complemento ideal para este estilo de música.
Durango14 es la prueba de una de las máximas más antiguas de la música: la banda empieza y acaba con la sección rítmica. El bajo y el batería quizá sean los dos que menos reseñas (y chicas) se llevan pero sin ellos no existiría lo demás. Son algo así como los pulmones; nadie es consciente de usarlos cuando respira pero sin ellos... no habría nada. Fantástico trabajo de Pablo Valero (bajo) e Íñigo Alzueta (batería) durante todo el concierto.
En «Five Points» se subieron al escenario cuatro amigos de la banda para acompañarles en uno de los temas más logrados de «Gigante Panamericana», un tema vaquero con unas influencias de música cinemática muy dominantes. El tema brilla por su sencillez y presenta una sensibilidad pop que no aparece en otros temas del disco.
Mención de honor para el guitarrista Ruri Grande en temas rápidos como «Porca Miseria».
La banda estuvo acompañada en todo momento por proyecciones visuales que reflejaban con bastante imaginación la naturaleza de la canción. Muy buenos montajes de la América rural con sus pueblos abandonados y sus iglesias viejas.
«Los reyes de la edad de piedra» es una bonita canción, de nuevo mejorada por las contramelodías de David Pardo al saxo. La canción combina de forma brillante las influencias rítmicas latinas con las guitarras del Oeste.
Siguió «Adiós Lupita», la única canción con letra que ha editado la banda madrileña hasta el día de hoy. Con la colaboración de Gaby Montes, pusieron a la sala a bailar con una potente sintonía que alterna entre el sonido Allman Brothers y alguno de los momentos de caos «guitarrero» de Chuck Berry.
El cierre del concierto llegó con «Maracaná» y «Comadrejas Asesinas», dos canciones muy enérgicas y en las que sacaron al escenario al grupo de batucada de Hortaleza para un clímax rítmico espectacular.
Durango14 sigue su andadura por las largas carreteras del Oeste americano. «Gigante Panamericana» es un trabajo redondo y su directo es muy sólido y lleno de matices. Por muchos años más.
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