Corona de espinas: el templo de la restauración

En la sede del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) se recuperan los bienes culturales del Estado

Cúpula del edificio de corona de espinas BELÉN RODRIGO

BELÉN RODRIGO

Por fuera el edificio corona de espinas es uno de los más originales y singulares de la capital. Por dentro, es uno de los grandes desconocidos. Alberga en su interior el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) y por sus salas se restauran y conservan obras culturales que pertenecen al Estado . Un equipo multidisciplinar de 104 profesionales trabaja en las más diversas áreas que envuelven los bienes culturales, basándose en la investigación que a su vez genera conocimiento. Por allí pasan las grandes obras de arte procedentes de las más diversas instituciones de todo el país y desde allí se coordinan intervenciones en bienes que por su soporte no se pueden desplazar hasta la sede.

Escondido en la Ciudad Universitaria de Madrid (calle Pintor el Greco 4), el edificio en sí destaca por su original diseño , obra de los arquitectos Fernando Higueras y Antonio Miró quienes en 1961 lograron el Premio Nacional de Arquitectura de España con el anteproyecto del Centro de Restauraciones Artísticas de Madrid. En 1965 ambos arquitectos recibían el encargo de la dirección general de Bellas Artes para el recién constituido Instituto de Conservación y Restauración de Obras de Arte (ICROA). Partieron del proyecto premiado manteniendo la estructura circular pero se redujo el tamaño y se realizaron otros cambios. El inmueble es de hormigón armado visto y está inscrito en un círculo de 40 metros de radio dividido en 30 gajos principales que en el corredor exterior se parten en dos. Se distribuye en cuatro plantas circulares , conectadas verticalmente por medio de dos núcleos de escaleras y ascensores. La luz está presente de forma muy intensa en todas las partes del edificio y es lo que caracteriza en gran parte la concepción arquitectónica del edificio. Una luz que entra a través del patio principal en todo el hall, corazón distribuidor del resto de los espacios.

El edificio está inscrito en un círculo de 40 metros de radio dividido en 30 gajos BELÉN RODRIGO

Obras y destino del edificio

Mucho se ha escrito de las obras de construcción iniciadas en 1967 que fueron interrumpidas y modificadas en sucesivas ocasiones sin olvidar que el inmueble estuvo varios años abandonado hasta decidir su destino. Se barajaron varias propuestas como Biblioteca Central de la Complutense, Tribunal Constitucional o sede de la OTAN, entre otros. En 1985 , el edificio se convirtió en la sede del recién creado Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales . En dicho momento se llevaron acabo algunos cambios, tales como la eliminación del ajardinamiento del patio central, cubrimiento con una cúpula de cristal y construcción de la biblioteca en la planta sótano.

«Es un edificio muy especial y por algo es tan solicitado para rodar anuncios y películas», cuenta a ABC María Domingo, subdirectora adjunta del IPCE . Entre las últimas, “Tiempo después” de José Luis Cuerda. Es un edificio con las puertas abiertas al ciudadano pero pasa su buen funcionamiento «debemos mantener el equilibrio», puntualiza la responsable. El ahora IPCE ha tenido diferentes denominaciones a lo largo de los años y es el lugar dedicado a la conservación y restauración de bienes culturales . Aunque depende del ministerio de Cultura, «estamos en continua colaboración con otros ministerios». Si se trata de recuperar, por ejemplo, una muralla defensiva, el trabajo con el ministerio de Defensa es continuo.

Hall de entrada del edificio BELÉN RODRIGO

El IPCE recibe una inversión pública de 13 millones de euros sin contar con las subvenciones para los distintos proyectos. Historiadores, arquitectos, biólogos, informáticos, bibliotecarios, documentalistas, restauradores… un variado equipo de profesionales son los encargados de diagnosticar y tratar los bienes culturales que llegan al instituto. «Tras un detallado diagnóstico del estado del bien cultural se determinan las acciones que son necesarias», explica María Domingo. Desde el IPCE se trabaja mucho con las Comunidades Autónomas, «aquí se ven cosas que no se ven en otro lugar de España y gracias a este bagaje tan grande podemos trasladar nuestra experiencia », añade la responsable. La divulgación y concienciación ciudadana es otra parte muy importante del proyecto. « Cada año organizamos más de 35 actividades formativas en las que participan más de 4.000 alumnos », puntualiza.

Diagnóstico y restauración

Existen varias salas en donde se lleva a cabo la restauración de documentos, cuadros y esculturas. « Primero se realiza un diagnóstico de la obra para decidir la intervención », explica Guillermo Henríquez, jefe de la sección de Documentación. Los microscopios electrónicos logran dar una detallada información sobre el estado del material y muy llamativo es el negatoscopio. Este dispositivo te da mucha información, por ejemplo «cuando falta pintura o hay injertos», afirman los responbles del departamento.

Trabajo de restauración de un cuadro de Juan Ribera BELÉN RODRIGO

Entre las obras que se están restaurando en las distintas salas del IPCE encontramos un Corán del Instituto de Valencia de Don Juan, «un trabajo muy manual y preciso para recuperar el papel». El soporte se ha ido deteriorando por varios motivos, como la acidez y los mordiscos de ratones, tal y como se puede apreciar observando el documento. En la sala de pintura se encuentra un cuadro de Juan Ribera de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Gracias a la radiografía previa y a la radiación ultravioleta «conseguimos ver las alteraciones que ha sufrido el original», subraya Henríquez. Y en la de escultura, un Ecce Homo de la Fundación Edades del Hombre del escultor Juan Martínez Montañés. En este caso el procedimiento inicial es el mismo lo que permite confirmar las alteraciones. «Hay un respeto absoluto por el original y los trabajos de limpieza son rigurosos porque son irreversibles», aclara el equipo de trabajo. Un trabajo meticuloso en el que el profesional «estudia mucho la pieza y es ella la que te va diciendo lo que debes hacer».

Cada año se realizan alrededor de 200 proyectos lo que supone intervenir en unos 500 bienes culturales. Todos los pasos de cada actuación quedan recogidos en publicaciones que se guardan en la biblioteca del centro donde se encuentran más de 40.000 volúmenes y más de 1.600 títulos de revistas sobre conservación y restauración de bienes culturales. Un espacio circular que sirvió de escenario para algunas de las escenas de La piel que habito de Pedro Almodóvar.

Es posible conocer algunas de las curiosidades de esta casa gracias a las visitas guiadas que organiza el propio instituto. Un paseo por la historia de la cultura español y algunos de los rincones de su patrimonio.

Biblioteca del instituto donde se puede consultar las obras sobre patrimonio BELÉN RODRIGO

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