Tapar el sol con un dedo

El Área Metropolitana de Vigo encallada en los tribunales por el empecinamiento de Abel Caballero en vivir en una pocilga de confrontación institucional permanente. 23 de los 30 ayuntamientos con más población de Galicia han comenzando 2017 sin haber aprobado los presupuestos para este año y un informe del Ministerio de Hacienda ha revelado que el ejercicio pasado los entes locales de la comunidad reservaron a inversión apenas algo más del 10% de los fondos que manejan porque entierran 7 de cada 10 euros en gasto corriente y de personal. Podemos seguir tapando el sol con un dedo, pero el astro sigue ahí.

La irracional arquitectura en la que se asienta la administración local, la pandémica ola de localismo que se extiende por doquier y el uso espurio que algunos caciques hacen de las instituciones no van a desaparecer por sí solas o con meros parches normativos.

Se hace necesaria una reforma completa del modelo. Clarificar cómo resulta más económico prestar cada servicio, definir qué unidad administrativa es más operativo que se encargue de su gestión al margen de quien ostente la competencia legislativa en la materia y determinar un modelo a la vez estable y flexible de financiación. Una reforma integral del sistema a nivel nacional que tenga su traducción a la peculiar distribución demográfica de Galicia, pero, en todo caso, entendiendo la administración como un complejo integrado a distintos niveles y con diferentes grados de autonomía con una vocación conjunta de prestar un servicio público eficiente. Y ello no se va a conseguir sumando nuevos chiringuitos sin garantizar su funcionalidad.

El Área Metropolitana de Vigo podría suponer importantes ahorros vinculados a la generación de economías de escala, pero para ello todos deberían actuar con una lógica de conjunto prescindiendo de ópticas de corto alcance. De lo contrario el nuevo ente solo será un innovador método para seguir enterrando a espuertas el dinero expropiado a los ciudadanos vía impuestos a mayor gloria de un caudillo enajenado por su ego que sobrevive políticamente a base de populismo localista, inventándose enemigos exteriores y erigiéndose en el único adalid de los intereses de la ciudad cuando en realidad es el responsable de que Vigo esté desaprovechando su inmenso potencial encerrándose en sí mismo. Caballeros habrá siempre. Pero se pueden instrumentar vacunas para paliar los efectos de la patología.