El registro de perros peligrosos en Galicia acumula ya 13.392 animales identificados

Sus dueños se exponen a sanciones que pueden llegar a 30.000 euros, según la nueva norma

Los perros potencialmente peligrosos deben salir a la calle con bozal y una correa no extensible MIGUEL MUÑIZ

P. ABET

La agresión de dos perros de raza peligrosa a una mujer y un joven en Redondela la pasada semana ha vuelto a poner el foco de atención sobre la tenencia de este tipo de animales y las obligaciones a las que sus dueños se exponen. El caso de Redondela, que dejó una herida grave y uno leve, se suma al de una vecina de Mos a la que el pasado noviembre tuvieron que amputar las dos piernas debido a la brutalidad del ataque de dos dogos que no tenían microchip, ni cartilla sanitaria, ni estaban inscritos en el registro de animales potencialmente peligrosos. Solo unos días después, y a muy pocos kilómetros del lugar donde se produjo este dramático suceso, otra mujer fue agredida por el pitbull de su hijo. La nómina de ataques caninos en Galicia suma incluso una muerte , la de un pequeño al que en 2010 mató el perro —también pitbull— de la familia, en Pazos de Borbén.

La legislación que regula la tenencia de este tipo de animales es muy estricta en el caso gallego, donde el número de razas consideradas peligrosas duplica al de la ley estatal . Así, en Galicia se cuentan hasta catorce clases caninas obligadas a cumplir con una normativa muy concreta, ideada para blindar la protección de quienes los rodean. El primer paso a la hora de adquirir un animal de estas características (pitbull terrier, dobermann, dogo argentino, rottweiler, bullmastif, tosa inu o akita iu, entre otras) pasa por obtener una licencia municipal previa en el ayuntamiento, que solo se otorgará si el animal cuenta con un seguro de responsabilidad civil. Esa licencia será válida por cinco años, tras los que deberá renovarse.

Pero además, quien desee poseer un perro de estas características tiene que —atendiendo a la ley de protección y bienestar de los animales de compañía que se aprobó en octubre de 2017— inscribirlos en el Registro Municipal de Animales Potencialmente Peligrosos . Y para ello tiene un plazo de 15 días desde su adquisición. Estos animales solo podrán pasear por la calle si llevan puesto un bozal homologado y van atados con una correa no extensible de menos de dos metros de longitud. En el caso de las normas que debe cumplir el espacio donde se alberguen —muchos casos de agresiones se producen porque los animales se escapan— la ley indica que «habrán de observarse las medidas de seguridad que eviten la huida de estos animales o el contacto con ellos».

Al margen de la ley

Los datos que maneja el departamento de Medio Ambiente revelan que en la actualidad son 13.392 los perros de razas peligrosas que están identificados y registrados en la Comunidad . Inscribir a sus animales es obligación de los propietarios, pero son muchos los que aún están al margen de la ley. Tanto la no identificación del animal como el no contar con el seguro de responsabilidad civil son infracciones que la normativa vigente considera de «carácter grave» y que se penan con multas económicas que oscilan desde los 500 a los 5.000 euros. En el capítulo de infracciones muy graves destaca el educar a los animales de forma estresante o agresiva, así como el instigarlos para peleas y ataques. De probarse hechos de este calibre, la sanción podría ascender hasta los 30.000 euros.

Los datos actualizados de los que dispone el departamento de Medio Ambiente señalan que a lo largo del 2017 se abrieron 138 expedientes por infracciones como la falta de chip. En el caso de animales de raza peligrosa, las cifras más recientes hablan de 319 expedientes por razones como la falta de licencia municipal. Sanciones que suman una cuantía de 166.726 euros.

La educación, básica

Los profesionales insisten en que el carácter del animal no viene prefijado por la raza —aunque sí lo pueda condicionar— sino por la educación que el dueño le proporcione desde cachorro . El comportamiento del perro también dependerá de otros factores como el que esté acostumbrado a estar con gente o con otros animales o que no se lo críe «a través de la fuerza y el castigo». Independientemente de la agresividad que el animal llegue a desarrollar, los expertos indican que a la hora de clasificar una raza como potencialmente peligrosa se tienen en cuenta criterios físicos como las características de su mandíbula, su agilidad, su peso, su musculatura o determinados perímetros. Unas características que explican las prevenciones y exigencias a las que obliga el cuidado de estos animales que, de no estar en las manos adecuadas, pueden desencadenar graves episodios de agresividad y violencia.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación