Feijóo saluda a los asistentes al congreso del PP de Pontevedra
Feijóo saluda a los asistentes al congreso del PP de Pontevedra - MIGUEL MUÑIZ
Análisis

Un primer punto de partida

La encuesta que hoy publica ABC sirve como un primer esbozo inicial del escenario

Santiago Actualizado: Guardar
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La encuesta que hoy publica ABC sobre un posible resultado electoral en las autonómicas gallegas sirve como esbozo inicial del escenario en el que se van a mover los partidos hasta la fecha de celebración de los comicios. Con toda probabilidad, esta foto fija del momento no coincidirá con lo que digan las urnas, principalmente porque cuatro partidos no han designado candidatos hasta el momento, sin olvidar el efecto movilizador (o todo lo contrario) de las campañas, que casi siempre alteran el resultado final.

No obstante, lo más llamativo es que el PP tendría siete puntos más en unas autonómicas (44%) que los que cosechó en las pasadas generales (37,1%), una muestra evidente del valor añadido que Alberto Núñez Feijóo tiene como candidato en Galicia.

Esto también habla a las claras de la resistencia del PP gallego a los escándalos de corrupción en territorios como Madrid o Valencia. Que en el minuto cero de las autonómicas, antes de arrancar su maquinaria electoral, los populares gallegos estén a dos puntos de revalidar la absoluta sólo es interpretable como un milagro, a la vista de la mala salud de que goza el partido en el resto de España.

Es llamativa la buena acogida que Feijóo tiene como candidato entre los votantes de Ciudadanos, el partido que más temen los conservadores gallegos: puede ser tan estéril como dañino, restando votos al PP pero sin obtener escaños para un hipotético apoyo a posteriori. La formación naranja, sin referentes en Galicia, puede acabar pagando esas simpatías de sus electores, muchos de ellos procedentes de las filas populares. Baste recordar cómo antes del pasado 20-D, encuestas como el CIS daban a C’s más representación del solitario escaño que acabaron obteniendo por La Coruña.

Un último apunte para leer la posible pérdida de hasta dos escaños en Orense. Aquí podría notarse el «efecto Jácome», dado que Democracia Orensana sí concurrirá a las autonómicas y, especialmente en la capital, podría restar voto al PP, aunque desde el entorno de Manuel Baltar se ve harto improbable que la bajada sea de dos diputados. Llamativo igualmente el resultado de Pontevedra ante la posibilidad de no perder el undécimo escaño, escenario que el propio PP ve muy complicado, pero que GAD3 contempla.

El PSOE resiste

Contra todo pronóstico, los socialistas recuperarían la segunda posición, que perdieron en las pasadas generales en beneficio de la Marea. Y es un hecho meritorio, después de que el PSdeG haya atravesado un mes de marzo terrible, primero con la nueva imputación de Gómez Besteiro y seguidamente con su dimisión, lo que ha dejado al partido en manos de una gestora, sin candidato visible y con sus nombres más notables borrándose de toda quiniela. No obstante, el 19,7% que pronostica el sondeo de GAD3 deja al PSdeG ligeramente por debajo del 21,3% que obtuvo en las generales o el 20,6% de las anteriores autonómicas. Quizás ahora sí salgan aspirantes.

La mayor caída la protagonizaría la izquierda radical de la Marea —previsiblemente de nuevo conformada por Podemos, IU y Anova—, que pasaría del 25% el 20-D a casi un 18%. Este retroceso, junto con la leve mejoría que experimenta el BNG, permite interpretar que a la Marea se le están marchando votantes nacionalistas desencantados. La falta del grupo parlamentario propio, la subordinación a Podemos o la crisis interna en la dirección gallega de la formación morada estarían pasando factura. Y cabría especular con el hecho de que, casi un año después de los «gobiernos del cambio» en La Coruña, Ferrol y Santiago, la inacción de los alcaldes populistas empieza a resentirse entre sus bases. Se les acabó la bula. Está por ver que su presidenciable —plaza vacante a la que por ahora sólo se ha postulado el octogenario Xosé Manuel Beiras— invierta la tendencia a la baja.

También es destacable la resistencia del Bloque, que con dos puntos más que en las pasadas generales estaría en disposición de sostenerse principalmente en las provincias atlánticas. No es una cuestión menor, ya que la amenaza de quedar fuera del Parlamento ha sobrevolado a la vieja casa común del nacionalismo gallego desde diciembre, un varapalo no sólo político sino principalmente económico. La travesía por el desierto estaría por ahora esquivada para una formación que tampoco tiene designado candidato, aunque todo hace pensar que será Ana Pontón, su actual portavoz nacional, quien acabe por ser el cartel electoral.

Por último, Ciudadanos. Desaparecidos sus dirigentes autonómicos, silenciado el peculiar diputado nacional por orden de la dirección estatal, y con Rivera esquivando Galicia en sus últimas dos campañas, no rentabilizan la tendencia al alza del resto de España. Según el sondeo de GAD3, estarían al límite de entrar en el Parlamento. Se dejan cuatro puntos en apenas cuatro meses.

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