Luis Ojea - CUADERNO DE VIAJE

Postureo radical e infantiloide

Es cierto que Pontón ofrece un perfil menos arisco que sus predecesores, pero a la primera oportunidad se le cae la careta y acaba saliendo en la foto con la izquierda abertzale

Luis Ojea
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Hay fotografías que son muy elocuentes. Por ejemplo, la que se hizo estos días el BNG con Bildu en contra del acuerdo de libre comercio con Canadá. Esa imagen es muy reveladora. En muchos sentidos. Primero porque recuerda quién es quién. Evita que olvidemos que el lobo, aunque se vista con piel de cordero, sigue siendo carnívoro. Habrán dulcificado las formas con nuevas técnicas de marketing, pero la caverna no ha evolucionado. Es cierto que Pontón ofrece un perfil menos arisco que sus predecesores, pero también que no es más que una «apparatchik» que no se va a salir ni una coma del guión dictado por los coroneles. A la primera oportunidad se le cae la careta y acaba saliendo en la foto con la izquierda abertzale.

Esa a la que tanto le sigue costando condenar el asesinato de Miguel Angel Blanco.

Pero esa foto también es también muy reveladora por el mensaje que exhibe. La izquierda en contra del libre comercio, el progreso y el bienestar social. Abrió la veda Pedro Sánchez y allá fueron detrás los demás como borregos para demostrar que ya ellos habían luchado antes contra el CETA. Todos en la inconsciencia intelectual y la torpeza estratégica de apoyar el atraso que representa la autarquía. Mostrándose sin pudor en contra de un acuerdo que garantiza crecimiento económico a través de transacciones mutuamente beneficiosas abriendo además un gran mercado a los productos gallegos en un momento en el que las exportaciones se han evidenciado como un elemento clave de la pujanza de nuestra economía.

Ese es el drama de la izquierda, que está anclada a un postureo radical e infantiloide. Por mucho que algunos pretendan ver en Ana Pontón un nuevo Bloque, el BNG, como los mareantes o los socialistas, no están dispuestos a renunciar a ninguna memez pseudoprogre en su absurda competición por parecer el más rupturista de los rupturistas, aunque ello suponga dejar a un lado cualquier atisbo de sentido común. Y en esa carrera, el nacionalismo además añade a la macedonia común de sandeces el rancio dogma de la U. Una pestilente mezcla de sectarismo y populismo que resume a la perfección la foto de Pontón con los abertzales en contra del CETA.

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