Alberto Varela - Crónicas Atlánticas

Los motivos para quedarse

Estamos tan acostumbrados a los intereses ocultos que hay a quien le cuesta creer que no haya gato encerrado tras la postura de Feijóo

El presidente de la Xunta ha decidido agotar la legislatura. Muchos en su partido le pedían que presentase candidatura para liderar el PP pero Núñez Feijóo entendió que los dos cargos a la vez no sería adecuado desempeñarlos y que habría faltado a su palabra si hubiese optado por irse a Madrid y dejar su proyecto en Galicia a medias. Solución: Me quedo y que sean otros los que renueven el Partido Popular.

Los hechos son así de sencillos y así de insulsos, pero en política estamos tan acostumbrados a los intereses ocultos y las dobles caras que hay a quien le cuesta creer que no haya gato encerrado detrás de la postura del de Os Peares. Quienes dan por hecho los dossieres comprometedores y la artillería apuntando a Feijóo desde la línea amiga no han aportado, por ahora, ningún argumento sólido más allá del propio deseo de perjudicar políticamente al presidente de la Xunta. Sabemos de sobra que la explicación más sencilla suele ser la correcta, pero seguramente por influencia de literatura y el cine son muchos los que prefieren sumarse a teorías de la conspiración e intrigas palaciegas.

Entre eso y la resistencia de muchos a reconocer que se equivocaron en sus pronósticos ya tenemos montado el circo. Antes defienden la teoría de la pistola en el pecho que asumir que por esta vez les fallaron la bola de cristal y las cartas del tarot. Frente a suposiciones y confabulaciones están los hechos: Feijóo había reiterado siempre que se le preguntó que su prioridad es Galicia, y si eran muchos los que desde Madrid le pedían que hiciese las maletas para irse a la capital no eran menos los que lo reclamaban aquí.

Cuando el pasado lunes anunció su decisión de continuar en la Xunta los suyos sonrieron aliviados, incluso los que legítimamente aspiran a ocupar su puesto, y por eso el presidente estaba tan emocionado. Eso sí que es extraño, que un político diga me quedo y todos a su alrededor se alegren de corazón. Tal vez por eso Feijóo esté tan a gusto en Galicia.

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