Juan Soto - El Garabato del Torreón

Más turistas, por favor

Aquí lo que se necesita es que el turismo crezca de año en año, que venga más gente a visitarnos

A este paso, todo se andará; pero el actual sentimiento de los gallegos no es precisamente turistofóbico sino, por el contrario, turistofílico. Aquí lo que se necesita es que el turismo crezca de año en año, que venga más gente a visitarnos, a conocernos y, a ser posible, que se quede entre nosotros cuantos más días mejor. Galicia debe al turismo el 11 por ciento de su PIB, que no es ninguna broma. Y el porcentaje podría ser todavía mayor si fuésemos capaces de movilizar y poner en el escaparate muchos recursos que ahora —como ayer, como anteayer y como siempre— mantenemos ocultos, silenciados o desactivados.

Si se trata de hablar de la torpeza de algunas instituciones en materia de política turística, el caso de Mondoñedo, una pequeña y fascinante ciudad repleta de monumentalidad e historia, es altamente ilustrativo. A cuento de Mondoñedo, alguna vez hemos escrito aquí mismo acerca de lo que parece un connatural estado de apatía de las autoridades locales, de hogaño y de antaño. Menos mal que, de vez en cuando, alguna propuesta particular sale al quite. Veamos un ejemplo. Desde hace apenas una semana, la oferta hostelera (más bien raquítica hasta ahora) se ha visto reforzada merced a la cuidadosa rehabilitación de una antigua casona en el barrio de Alcántara, es decir, en la mismísima vecindad que vio corretear a Leiras Pulpeiro («amou a verdade e practicou o ben») y, siglos antes, germinar la semilla de los franciscanos alcantarinos traídos por el obispo Muñoz Salcedo.

A Mondoñedo le sobran recursos monumentales y paisajísticos, tanto como rebosa de esos otros atractivos que de un tiempo a esta parte refuerzan las ofertas turísticas de calidad: la gastronomía, la peculiaridad comercial, la singularidad de los modos de vida, la amabilidad de las gentes. De ahí, que resulte inexplicable que desde el Concello o desde la propia Xunta, a través de la Secretaría Xeral para o Turismo, no se ponga en marcha un proyecto capaz de rentabilizar toda esa enorme riqueza potencial.

«La desconocida ciudad que invita a quedarse a vivir en ella para siempre», decía Walter Starkie cuando la conoció alertado por la lectura de Borrow y de la mano de Castroviejo (ergo, de Cunqueiro). Pasaron más de sesenta años. No ha perdido vigencia la doble característica que anotó en su cuaderno de viaje el simpático e inteligente hispanista.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación