Temporal

El granizo arrasa gran parte de la cosecha de los viñedos de Chantada (Lugo)

Los viticultores piden ayudas «para paliar el golpe», aunque no repararán las pérdidas

¿Por qué graniza en verano?

Uno de los viñedos más afectados por el granizo CEDiDA

E. D.

Más de 70 hectáreas de viñedos arrasadas al 100%: esa ha sido la consecuencia de la fuerte granizada que cayó este miércoles sobre el municipio lucense de Chantada en un breve periodo de tiempo. Fueron aproximadamente 15 minutos. Así lo ha relatado a este diario el presidente del Consello Regulador de la Denominación de Origen de la Ribeira Sacra, José Manuel Rodríguez. «No todas las cosechas lo han perdido todo», advierte el viticultor Primitivo Lareu, también vocal del Sindicato Labrego Galego (SLG) en el Consello Regulador de la Ribeira Sacra. A él y sus tierras no les ha afectado tanto como a otros, pero igualmente sabe que tendrá consecuencias. «Hay dos tipos de daños: los daños ya irreversibles, donde no quedó nada, y otros parciales que aun es dificil valorarlos porque quedó golpeado. También es importante saber cómo sigue el tiempo y la capacidad de reacción», asegura sobre los lugares donde el granizo descargó fuerte, pero no consiguió arrasar con la totalidad de la producción.

Aunque Lareu lo tiene claro: «El que perdió la cosecha ya la perdió, porque la cosecha es anual. El que la perdió parcial hay que ver cómo evoluciona también en cuanto a enfermedades y cuál es el nivel de esos daños. Después tanto en un caso como en otro no es un daño de meses, es de años. Para la campaña siguiente aún se sufren las consecuencias», lamenta en conversación telefónica con este diario. Las pérdidas, al menos a nivel económico, son todavía difíciles de calcular, aunque los afectados son conscientes de que arrastrarán las consecuencias al año que viene. «Ahora hay que tratar de recuperar las cepas para el próximo año», apunta Rodríguez, puesto que en estas situaciones, las cepas sufren «un estrés importante» y «hay que tratar de recuperarlas con tratamientos para que el año que viene podamos tener cepas que puedan producir», apostilla. Y aclara: «[Esas cepas] pueden tardar en recuperarse hasta tres años».

Lo que sí se conoce, al menos en una primera exploración, es que de las 70 hectáreas más dañadas, unas 30 están acogidas al Consello Regulador y que se concentra la actividad en cuatro empresas y ha precisado que el resto son de autoconsumo, informa Ep. Ahora, después de ver como «parecía que se caía el mundo» el miércoles durante la gran granizada que atizó la zona afectada, los viticultores solicitan ayudas para intentar afrontar la recuperación de sus viñedos. Más aun en aquellas zonas donde todavía están pendientes de aclarar cuáles han sido los daños reales. «Para eso aun habrá que esperar unos días», admite Lareu. Lo que sí solicita es una rápida valoración de los daños «por parte de la Administración o de quien le corresponda». «Debe ser in situ y en el momento (...) Debería estar siendo ahora mismo», concreta el viticultor. Después, sostiene, ya no se podrían calcular los daños con la misma precisión que si se hace justo después de la caída del granizo.

En materia de bonificaciones también se refiere Rodríguez: «En situaciones excepcionales siempre hay algún tipo de ayudas para intentar recuperar el viñedo. Y esperemos que en este caso la Administración tenga a bien» habilitarlas, resume. Un pequeño empujón económico que «nunca llegaría a compensar las pérdidas», reconoce Lareu, pero «servirían para paliar un poquito más el golpe».

Por su parte, la Federación Rural Galega (Fruga) y el SLG solicitaron este jueves que la declaración de zona catastrófica para las zonas afectadas por la tormenta de granizo que arreció sobre Chantada. «Suponen unas pérdidas económicas importantes para unas explotaciones que ya están al límite de su capacidad de resistencia en el contexto de la crisis económica y de restricciones», justifica Fruga en una nota.

Daños similares

«El pedrisco, desgraciadamente, es algo que siempre ocurre en alguna parte, la Ribeira Sacra es un espacio muy amplio, hay sitios más sensibles que otros», reconoce el presidente del Consello Regulador de la Denominación de Origen de la Ribeira Sacra. Recuerda que hace unos años, durante el mes de agosto, en otra zona del Sil, «dejó también todo arrasado», se resigna. «Al final estas cosas pasan, son una parte de la agricultura», añade.

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