Un agricultor de la provincia de Lugo siembra patatas en una finca
Un agricultor de la provincia de Lugo siembra patatas en una finca - PEDRO AGRELO

Galicia y Asturias hacen «lo imposible» para acabar con la plaga de la patata

La conselleira de Medio Rural informa que los dos territorios trabajan «de la mano» contra la expansión de la pulga

La oposición denuncia la «inseguridad y confusión» creada por la Xunta, que ya prepara la convocatoria de ayudas

Santiago Actualizado: Guardar
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Los gobiernos gallego y asturiano librarán una batalla palmo a palmo contra la expansión de la plaga de la patata. Desplegarán a sus agentes por los huertos y almacenes del noroeste de España, en un plan sincronizado en primera instancia por el Ministerio de Agricultura. La estrategia, en parte, fue desvelada ayer por la conselleira de Medio Rural durante su intervención en el Parlamento. Ángeles Vázquez defendió a sangre y fuego los esfuerzos de la Xunta por contener a la Tecia Solanivora en el perímetro de los 31 concellos afectados. «Tanto Galicia como Asturias estamos haciendo lo imposible por terminar cuanto antes con la pulga», reveló.

Desde que los casos empezaron a multiplicarse —mayoritariamente en fincas de autoconsumo— los dos territorios trabajan «de la mano».

De otra manera, la expansión puede terminar siendo incontrolable. El pasado 8 de febrero, la consejería asturiana de Desarrollo Rural publicó una resolución en la que catalogaba a siete concejos como «zona afectada» y establecía otros cuatro como «zonas de especial vigilancia». Sin embargo, ayer, un agricultor del municipio de Gijón, donde hasta ahora no se habían registrado denuncias, comunicó ante los técnicos que la pulga había infestado 67 kilos de su cosecha.

El goteo incesante de nuevos solares afectados forzó a la conselleira a pedir un frente de «unidad» entre todos los partidos y agentes del sector. Tal y como se estaba planteando el debate en la Cámara, no tuvo otro remedio que templar ánimos. La oposición detecta en la crisis en los cultivos una brecha en la «legislatura del rural» que el gobierno de Feijóo quiere desarrollar durante los próximos cuatro años. Pero Vázquez salió al quite: «Lo que se está pidiendo desde las IGP (Indicaciones Geográficas Protegidas) es que seamos sensatos», reclamó, para desterrar las primeros amagos de comparar la «pulga guatemalteca» con la crisis de las vacas locas de principios de siglo. «Todos aquí deberíamos estar unidos».

El primero en cuestionar la reacción del Ejecutivo fue el BNG. Su responsable de agricultura en O Hórreo, Xosé Luis Rivas «Mini», perfiló un cuadro desesperanzado en el rural. «Este país tiene pánico» a los efectos de la plaga, incidió. Para los nacionalistas «se trata de un asunto de primer orden de sanidad vegetal que lleva pareja la amenaza de extinción de un sector de la población».

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