El rodaballo ha evolucionado para mejorar su visión y su resistencia a las bajas temperaturas en el fondo marino
El rodaballo ha evolucionado para mejorar su visión y su resistencia a las bajas temperaturas en el fondo marino - EFE

Descifrando al rodaballo

Científicos gallegos establecen los principales rasgos del ADN de esta especie, de la que la Comunidad produce el 99% en España, lo que ayudará a desarrollar vacunas y a perfeccionar su cultivo

Santiago Actualizado: Guardar
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El rodaballo no es un pez cualquiera. Y menos para Galicia, que cultiva el 99 por ciento de esta especie de la que España es el primer productor en toda Europa. Acostumbrado a vivir en la oscuridad del fondo del mar, una investigación acaba de revelar interesantes conclusiones que podrían ayudar a mejorar su producción. Gracias a un trabajo pilotado desde Galicia, se acaba de convertir en el primer vertebrado cuyo genoma es secuenciado al completo. Lo ha logrado, con importantes conclusiones, un equipo de científicos de la Universidad de Santiago, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Centro Nacional de Análisis Genómico de Barcelona.

La zona en la que habita le ha obligado a evolucionar de tal modo que su sistema visual «es mucho más refinado que el de otros peces», pues ha necesitado a adaptarse a la escasez de luz de las profundidades marinas, señalan desde la USC. «Hemos visto que muchos de los genes implicados en la visión, principalmente aquellos que codifican para pigmentos y los relacionados con la forma del cristalino, están duplicados en este vertebrado con respecto a otros peces, lo que indicaría que ha evolucionado para refinar su sistema visual adaptándose a las condiciones de poca luz que lo rodean», explica Antonio Figueras, integrante del Instituto de Investigaciones Marinas (CSIC) de Vigo.

Útil para los acuicultores

La investigación, que acaba de ser publicada en la revista «DNA Research», señala también que la grasa de las membranas celulares del rodaballo «duplica a la de otras especies para poder soportar las bajas temperaturas de las aguas donde vive». Las distintas conclusiones permitirán ahora investigar «la resistencia del rodaballo a enfermedades y profundizar en cómo otros peces responden a estas patologías», indican. Incluso podrían servir para establecer posibles vacunas o diseñar futuros programas de selección genética.

A esta última vía se llega tras identificar los genes referidos al crecimiento, la diferenciación sexual y la referida resistencia a enfermedades. «Esta información es esencial para desarrollar programas de selección genética más eficientes con el fin de identificar aquellos reproductores con las mejores características», apunta Paulino Martínez, investigador de la USC.

Esta opción serviría para solucionar algunos de los retos y problemas de los acuicultores de rodaballo, entre ellos acortar el tiempo en el que los ejemplares alcanzan la talla comercial, pues por ejemplo las hembras tienen una tasa de crecimiento mayor.

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