TRIBUNALES

Condenan a prisión permanente revisable al padre que apaleó a su hijo en Oza

La juez afirma que era consciente de sus acciones y que mató al pequeño para causar el mayor daño posible a su madre

Marcos Mirás, tras la lectura del veredicto EFE

Patricia Abet

Marcos Mirás, procesado por matar a palazos a su hijo de 11 años en un bosque de la localidad coruñesa de Oza de los Ríos en 2017, es ya el cuarto condenado a prisión permanente revisable de España, y el segundo de Galicia. Según la sentencia publicada este miércoles por el tribunal de la Audiencia de La Coruña encargado de juzgarlo —que a su vez entronca con el veredicto unánime de culpabilidad emitido por el jurado popular— Mirás es autor de un delito de asesinato agravado por el hecho de que la víctima era menor de 16 años y de que, además, era su hijo. En la treintena de páginas que componen la contundente sentencia, la juez vuelve sobre los pasos del padre desde que en la jornada previa al crimen recogió al pequeño en el punto de encuentro donde su madre se lo solía entregar y hasta que, apenas dos días después, Mirás guió a la policía hasta el cadáver del pequeño Javier.

«Ese domingo (Día de la Madre), el padre, con la intención de causar el mayor sufrimiento psíquico posible a su exmujer, decidió acabar con la vida de su hijo, para lo que se dirigió a un lugar boscoso y apartado y asestó al niño con una pala de obra varios golpes en la cabeza de tal intensidad que le provocaron heridas determinantes en la muerte», resume la redactora del fallo. Para probar que este asesinato se cometió en «concurso medial» con un delito de lesiones psíquicas a la madre, la juez incorpora un mensaje que el filicida envió un año antes del crimen al hermano de su exmujer a través de Facebook.

En el inquietante texto, Marcos Mirás señalaba que « La última palabra no está dicha en esta historia [...] todo tiene un punto y final... el caso es que nos guste a todos». Interrogado durante el juicio por este contenido, el acusado dijo que estaba sacado de contexto y que en esa red social él solo colgaba «letras de canciones y frases de la serie House».

Plena consciencia

El fallo que condena a Mirás a la pena máxima recogida en la legislación española también subraya que el padre se aseguró de que el pequeño no podría defenderse, dada su complexión y el paraje apartado que escogió para cometer el asesinato. Una zona muy poco transitada , muy próxima al lugar donde Mirás se crió y por la que sabía que no pasaba gente. Sobre el estado en el que el filicida se encontraba ese fin de semana, del que dijo «no recordar nada», la sentencia afirma —en base a los testimonios de los peritos que participaron en la vista oral— que «el trastorno adaptativo que sufre Mirás no altera las funciones cognocitivo-volitivas para estos hechos».

Es decir, que no cabe duda de que el padre era consciente de que iba a matar a su hijo y de que lo planeó de tal modo que incluso reservó una habitación de hotel para dormir en ella a su vuelta de Oza . Mientras, el cadáver del niño pasó la noche en una zona recóndita del bosque, abandonado en el suelo después de que su padre tratase de cavar , sin éxito, un hoyo en el que esconderlo. Los agentes lo encontraron al día siguiente cuando Mirás, acorralado por las evidencias, señaló el punto exacto.

Para acabar de desmontar los argumentos de la defensa, que fió su estrategia a que Mirás no era dueño de sus actos, la sentencia condenatoria también descarta que el acusado sufriera una intoxicación etílica aguda el día de los hechos e insiste en que el criminal —que llegó a describir su relación con su hijo como «fría» — era plenamente conocedor de que lo supondría para su exmujer el asesinato a sangre fría de su único hijo.

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