Valencia

Piden 111 años de cárcel a un hombre por agresiones y abusos sexuales a niños de los Testigos de Jehová

La Fiscalía acusa al procesado, que se hacía pasar por educador, de once delitos contra menores de edad, uno de ellos autista

El testimonio de una presunta víctima: «Simulaba que me desmayaba para que me dejara. Quería quitarme la vida».

Imagen de la Ciudad de la Justicia de Valencia, donde se juzgarán los hechos ROBER SOLSONA

ABC

La Fiscalía solicita penas que suman 111 años de cárcel para un hombre, vecino de Sagunto, que comenzó a ser juzgado este lunes en la Audiencia de Valencia. El procesad, está acusado de abusar o agredir sexualmente a siete menores de edad que pertenecían a su misma congregación religiosa (Testigos de Jehová) entre los años 2009 y 2016, de acuerdo con la información facilitada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV). Los niños tenían entre 8 y 14 años en el momento de los hechos y uno de ellos sufría autismo.

La Fiscalía relata en su escrito de acusación que el acusado se presentaba ante los padres de los chicos, de edades comprendidas entre los ocho y los catorce años, aproximadamente, como educador de la congregación que les ayudaba en sus estudios o les orientaba si tenían algún problema.

El acusado negó cualquier tipo de abuso y ha asegurado que las víctimas eran sus "colegas" y "amigos", pese a la diferencia de edad.

Los supuestos abusos y agresiones sexuales a las víctimas se produjeron tanto en el domicilio del procesado , en una localidad de Valencia, como en la vivienda de unos familiares suyos de Andalucía, o durante acampadas, viajes y encuentros religiosos en otras comunidades autónomas.

Las víctimas relatan en numerosas ocasiones que accedieron a los deseos del procesado por temor a sus reacciones violentas, gritos, amenazas o golpes contra las paredes cuando se le llevaba la contraria.

Detallan, asimismo, decenas de abusos en domicilios, coches, campings o habitaciones de hotel, que elegía previamente por su aislamiento acústico para que no se escuchasen los gritos de dolor de sus víctimas.

El acusado negó estos extremos . Explicó que su función en la congregación no era de educador, sino que era "una función normal, como cualquier otra persona", e insistió en que la relación con los niños era de "colegas, de amigos", a los que le gustaba ayudar. Negó besos y abrazos y puntualizó: "Algunos niños, cuando me veían, me daban un abrazo, pero yo no les tocaba".

En esta línea, aseveró que "en ocasiones" daba clases a algunos menores pero porque se lo pedían los padres, no porque él se ofreciera. Las mismas solía darlas en casa de los niños , o bien en el comedor o bien en la habitación. Comentó que a veces cerraba la puerta "porque los ruidos molestaban" pero no porque aprovechase para abusar de los menores.

También explicó que acompañaba a algunos niños a la piscina. En concreto , preguntado por uno de ellos que sufre autismo, manifestó que lo llevó porque se lo pidió su abuela. "La abuela me pidió que lo llevara a la piscina y le echara una mano", aseveró.

En esta ocasión, la Fiscalía describe un episodio de tocamiento pero él lo niega: "No toqué a nadie. Eso no ha sucedido" , subrayó, al tiempo que aseveró que había ido muchas veces a casa de la abuela con los menores y había indicado que el padre de los mismos le llegó a mandar un mensaje para darle saludos de parte de los niños.

Una gran parte del interrogatorio de la fiscal se centró en un menor al que se llevó de viaje en múltiples ocasiones. Indicó que cuando lo conoció tenía 13 años y su relación era de "colegas", de "buenos amigos" --él tenía 26--.

A este menor se lo llevaba con sus amigos a cenar, a pasear o a la bolera "porque él quería ir y los padres le dejaban", insistió. "Yo no le invitaba , él quería venir y pedía permiso a sus padres " y a sus amigos les parecía bien, según comentó.

A partir de las Fallas de 2014 empezaron a quedarse a dormir juntos . Primero un fin de semana, en su casa, en su habitación "pero con varias camas", puntualizó. Pero negó que pasara nada de tipo sexual. Sí explicó que el menor le narraba sus experiencias con terceras personas e indicó que él intentaba desviar la conversación porque "no hay por qué hablar de eso".

En Semana Santa se lo llevó a una casa familiar en Sevilla durante cuatro días y durmió en una casa con él y su abuela. Y tampoco mantuvieron relaciones. "Eso se lo ha inventado", aseveró. Tras ello, se fueron juntos a un camping y durmió con él en una caravana, así como a Benidorm o a Huesca, entre otras escapadas a las que siempre se lo llevaba "pagando a medias", ha puntualizado.

Con este menor, a quien matizó que no consideraba su pareja , afirmó que empezó a distanciarse en 2016 porque una persona le alertó de que había causado problemas y había tenido un mal comportamiento.

Respecto a otro menor , con el que ha aseverado que también compartió en una ocasión un sofá-cama, dijo que no le escribía poemas de amor ni tampoco le consideraba su pareja ni le besaba. Con otros niños no se fue de viaje pero sí les dio clase en ocasiones. Tampoco les dio masajes en sus partes íntimas ni se enfadaba con ellos por rechazarle porque "esto no pasaba", repitió.

El Ministerio Público solicitó inicialmente para el acusado penas que suman 111 años de prisión por cuatro delitos de agresión sexual (tres de ellos de carácter continuado) y siete delitos de abusos (tres continuados). El juicio se prolongará hasta el miércoles.

En concepto de responsabilidad civil, se reclama el pago de 60.000 euros para tres de las víctimas y de 15.000 euros para las otras cuatro.

El fiscal reclama, asimismo, que se prohíba al acusado realizar cualquier trabajo que requiera contacto regular y directo con menores o comunicarse con las víctimas durante 20 años, e idéntico periodo de libertad vigilada tras el cumplimiento de la condena.

Otro juicio por abusos a una menor

En otro caso que también se juzgó este lunes, la Fiscalía solicita provisionalmente una pena de 12 años de cárcel para un hombre al que acusa de abusar sexualmente de una chica menor de edad.

Los hechos, según informa el Tribunal Superior de Justicia , ocurrieron durante el verano de 2017, cuando la víctima, de 14 años, y sus cuatro hermanas también menores de edad se quedaban al cuidado del hombre mientras su madre, que mantenía una relación de amistad de varios años con él, estaba trabajando.

El Ministerio Público sostiene que el acusado realizó en tres ocasiones tocamientos de tipo sexual a la menor en sus partes íntimas.

El acusado contrató a la madre de la víctima como limpiadora de su vivienda en 2008, y aunque finalizó esta relación laboral en 2010 entre ambos se creó una relación de amistad.

A partir de 2014 y debido a esa relación, el acusado cuidaba de las cinco hijas de la mujer -a una de las cuales había apadrinado- cuando esta trabajaba, siempre según el relato del Ministerio Público.

En agosto de 2017, en una de las ocasiones en las que se quedó al cuidado de las hijas , se ofreció a dar un masaje en el cuello a una de ellas, de 14 años, y empezó a acariciarla de tal forma que la menor se sintió incómoda y se marchó.

En varias ocasiones más, durante el verano de 2017, se acercó supuestamente a esa misma menor p ara tocarla con ánimo libinidoso.

En consecuencia, el fiscal reclama una condena de 12 años por un delito continuado de abuso sexual a una menor de 14 años , y pide que se imponga al acusado la prohibición de aproximarse a menos de 300 metros de la víctima o comunicarse con ella durante 14 años.

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