Valencia: un cortafuegos en Liga y algo de vida en Europa

Decía Mikel San José, centrocampista del Athletic, rival este jueves del Valencia en Europa, que lo que más le preocupa es que «todo el mundo le vea hundido» en referencia al equipo de Gary Neville. Se suma esta valoración a las declaraciones en la misma línea de otros futbolistas o entrenadores que se han ido midiendo con el conjunto de Mestalla en las últimas fechas. O engorda el descontento refrendado por el propio preparador británico que tras el partido del domingo frente al Levante, y como ya he repetido en demasiadas ocasiones, subrayó aquello de la «imagen inaceptable» que viene reflejando el Valencia.

Fue la enésima decepción para el parroquiano valencianista del grupo de jugadiores que alinea Neville en cada partido.

Desde que aterrizó en Mestalla el pasado mes de diciembre, el tiempo y las malas actuaciones han ido sepultando cualquier opción de cumplir los objetivos previstos por Peter Lim: ante todo clasificarse para la siguiente edición de la Champions. Es duocédimo en Liga con 34 puntos. El cuarto puesto que certificó la pasada campaña, que hoy ocupa el Villarreal, lo tiene a 19 puntos. La sexta plaza, que al menos le daría opción de jugar en la segunda categoría continental, que está en posesión del Athletic, la tiene a trece puntos.

Restan por disputar nueve jornadas y un total de 27 puntos tiene en juego, pero ni los equipos que están por delante desaceleran, ni el Valencia da sensación de nada parecido a luchar por algo hacia arriba. Y dado lo «inaceptable» que en no pocas ruedas de prensa ha mencionado Neville o lo que refleja el Valencia hacia afuera, hacia los rivales -por ejemplo la sensación de San José-, más valdría acelebrar por orgullo al menos para que no haya problemas mirando por el retrovisor. El antepenúltimo puesto de la Liga, el primer que llevaría a los infiernos de Segunda, plaza que hoy ocupa el Getafe, lo tiene sólo a siete puntos.

Un mayúculo fracaso

Celta, Las Palmas, Sevilla, Barcelona, Eibar, Getafe, Villarreal, Real Madrid y Real Sociedad son los nueve rivales que le restan para finalizar un campeonato que ya es un mayúsculo fracaso y se espera no sea dramático. Al destrozo de la Liga se suma el cómo salió de la Copa del Rey, con la goleada en el partido de ida de las semifinales ante el Barcelona (7-0). Y la caída a la Liga de Europa desde la Champions después de acabar tercero en la fase de grupos (H) por detrás del Zenit y el Gante con seis puntos (dos triunfos y cuatro derrotas).

Recuperando la frase de San José, el Valencia recibe este jueves en el sufrido Mestalla al Athletic. Vuelta de los octavos de final de la Liga de Europa. Ganaron los bilbaínos en la ida en un encuentro pasado por agua, con dificultades para competir, pero en el que fue mejor el Athletic. Con todo, el equipo blanquinegro salió «vivo». Tienen serias opciones de igualar y remontar la eliminatoria. Si hipotéticamente lo logra, podría refrescar algo la campaña centrando el esfuerzo en la competición, pero sin perder de vista que debe colocar bien el cortafuegos respecto a la zona de descenso en la Liga.

Voro, para rematar el curso

Alcanzaría los cuartos de final europeos. Y el sorteo diría cuál será el siguiente rival. Una opción, el torneo continental, de darle algo de vida a una campaña angustiosamente inaceptable para el rango histórico, económico y presumiblemente deportivo del Valencia. Por cierto, la única vía que mantiene abierta para seguir en Europa, y sería además en Champions, la próxima temporada. Eso lo otorga el campeonar en la Liga de Europa. Pero por el momento, eso, son palabras excesivamente grandes para el equipo de Neville.

En caso de no superar la eliminatoria, se medita la opción de que el preparador británico sea cortado y que sea, de nuevo, el interino Salvador González «Voro» quien acabe el curso y aplique sentido común a los últimos coletazos del curso. Neville ya hace tiempo que no cuenta con crédito entre los asesores deportivos del club. Aguanta por la amistad que tiene con Lim. Pero el asunto exige cambios y planificar sin grises fondos la campaña próxima.