Gary Neville, entrenador del Valencia y ayudante de la selección inglesa
Gary Neville, entrenador del Valencia y ayudante de la selección inglesa - Rober Solsona
FÚTBOL - Reportaje

La pericia de los entrenadores del Valencia en Inglaterra

La Premier League cuenta con cinco técnicos que pasaron por Mestalla: Benítez se estrena con el Newcastle, Ranieri lidera al sorprendente Leicester, Quique Sánchez da forma al Watford, Koeman avanza con el Southampton, mientras Hiddink acomoda al Chelsea. Gary Neville, en plena crisis, no falta a su labor como ayudante de Hodgson con la selección inglesa

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Rafa Benítez preparaba el partido con el Newcastle ante el Leicester de Claudio Ranieri prácticamente al tiempo en que Gary Neville, una vez pasen los encuentros ante el Athletic (partido de vuelta de la Liga de Europa) y el Celta (en el campeonato nacional), andaba pensando en preparar la maleta para viajar, como ayudante de Roy Hodgson, con la selección de Inglaterra de cara a sus próximos compromisos. Esto, el actual técnico valencianista, ya lo subrayó en su presentación en sustitución de Nuno Espirito Santo. Centraría su labor en el Valencia, pero con una cuota compaginada con el combinado británico en la preparación de la próxima Eurocopa. En la Premier y el fútbol inglés, no hay poco teñido del blanquinegro de Mestalla.

Cinco entrenadores ocupan banquillos en la máxima categoría, además del papel de Neville con la selección.

Los dos nombres más repetidos en los últimos días fueron los de Rafa Benítez, quien firmó con el Newcastle para intentar salvar al equipo de St. James Park, y Claudio Ranieri, que dirige al líder de la Premier. Se medían además ambos en Leicester. La mejor versión del Valencia contemporáneo lleva la firma de estos. Allí, en Inglaterra, Guus Hiddink dirige al Chelsea, Quique Sánchez Flores al Watford y Ronald Koeman al Southampton. Todos se sentaron en el banquillo de Mestalla.

La máquina perfecta de Benítez

La figura más carismática para el valencianismo es sin duda la de Rafa Benítez. Todavía como preparador del Real Madrid, regresó precisamente a su casa el pasado mes de enero. Allí tuvo un excepcional recibimiento. Sin duda, para el aficionado siempre tendrá las puertas abiertas, pues hizo de la plantilla que dirigió entre 2001 y 2004 un equipo incontestable; una máquina perfecta y ganadora.

Recogió al grupo en una difícil circunstancia después de perder la segunda final de la Champions consecutiva. Aquella tanda de penaltis frente al Bayern fu especialmente dolorosa. Salió un símbolo como Mendieta. Pero el proyecto de aquel entrenador, que acababa de ascender a Primera con el Tenerife, por el que apostó Subirats arrancó para desarrollar un trienio mágico en la historia del Valencia con los Cañizares, Ayala, Pellegrino, Marchena, Carboni, Albelda, Baraja, Mista, Sánchez, Vicente o Rufete, entre otros muchos que acabaron siendo claves como bloque.

En esos tiempos, ganó primero la Liga 2001-2002, realizó luego un gran papel en la Champions siguiente sólo frenado por un especialmente motivado Toldo con el Inter y en el curso 2003-2004 llevó al Valencia hacia el doblete. Liga y Copa de la Uefa, dejando además el camino bien consolidado para el siguiente título, que ya firmó su sucesor Claudio Ranieri, con la Supercopa de Europa. La historia de Benítez caminó luego en el Liverpool, donde también recuperó el éxito (el más sonado la Champions de Estambul que ganó al Milán) para el club más laureado de Inglaterra junto al Manchester United. Luego ganó títulos en el Inter, el Chelsea, el Nápoles y el Real Madrid, firmando la pasada semana por el Newcastle. Los «Urracas» son penúltimos en la Premier y el tiempo apremia. Difícil reto.

Los fundamentos de Ranieri

Precisamente Ranieri puso los cimientos de ese gran Valencia. Siempre se ha refrendado la idea de que el italiano puso las bases del proyecto, Cúper fortificó el mismo y Benítez lo perfeccionó al máximo. Una tripleta clave en la historia del Valencia. A Ranieri lo fichó Paco Roig en 1997 tras cuatro temporadas del romano en la Fiorentina. Fue su primera etapa en Mestalla (1997-1999). Nació un Valencia rocoso en defensa, granítico y especialmente incisivo y venenoso al contragolpe con Claudio López en la punta. De esas dos campañas quedó la clasificación para la Liga de Campeones y aquella Copa del Rey ganada en el estadio sevillano de La Cartuja ante el Atlético de Madrid con Ilie, Mendieta y «Piojo» López goleando.

Los pasos del italiano le llevaron al Atlético precisamente. Se marchó entre lágrimas, pero dejando un buen regusto en el valencianismo. Del Calderón viajó llamado por Abramovich a Londres para dirigir al Chelsea. Entretanto, en esos años, llegaron las dos finales de Champions del Valencia de Cúper y el relatado trabajo de Benítez. En verano de 2004, firmó su segunda etapa como entrenador valencianista. Y lo primero fue cazar la Supercopa de Europa de un equipo italianizado. La campaña doméstica, sin embargo, no fue bien. Su equipo técnico y fórmulas de trabajo habían «envejecido». Fue destituido sin acabar aquella campaña, que remató Antonio López sin pena, ni gloria.

Ranieri regresó a Italia. Parma, Juventus, Roma e Inter fueron sus siguientes equipos antes de viajar a Mónaco o dirigir a la selección griega temporalmente. Su última parada está en Leicester, de nuevo en la Premier inglesa, donde ha dado forma al equipo revelación, líder en gran parte de la campaña, y con un tufo claro a aquel Valencia de defensa y contragolpe.

Difícil trabajo de Quique

La segunda etapa de Ranieri necesitó de un cambio importante. Empezar de nuevo. Buenos futbolistas en plantilla, pero ni rastro de un equipo solvente. Y eso lo logró una figura de la «casa» en su etapa como jugador. Le llegó la oportunidad a Quique Sánchez Flores (2005-2007). Dos temporadas completas en el Valencia, con mucho ruido de espadas, con un enquistado problema con Carboni, además de la incapaz gestión de Juan Soler. Las dos campañas que le dejaron concluir dieron para reconstruir de atrás hacia adelante al Valencia y para clasificar de nuevo al club dos cursos consecutivos para la Champions. A los meses de comenzar su tercer ejercicio, lo social, pues no andaba mal en lo deportivo, acabó con su cargo en octubre de 2007.

Ganó luego títulos con el Benfica en Portugal (Copa de la Liga), con el Atlético de Madrid (Europa League y Supercopa de Europa) y con el Al-Ahli y el Al-Ain en Emiratos Arabes antes de regresar a España con el Getafe, el club que le dio la oportunidad de debutar como entrenador de Primera. El pasado verano, Quique fichó con el Watford FC, con el que anda en el decimocuarto puesto y con la categoría agarrada.

El desastre de Koeman

En el Valencia, a Quique Sánchez Flores, al que dio la vez de forma interina óscar Fernández, lo sustituyó Ronald Koeman. Miguel Ángel Ruiz, entonces director deportivo del club blanquinegro, apostaba por la opción de Capello (por entonces posible), pero Juan Soler le instó a firmar al holandés, pues ya lo habían tanteado el último verano de Quique en Valencia en caso de que el madrileño hubiera salido.

Con Koeman llegó una de las etapas recientes más oscuras: su gestión deportiva fue nefasta y acabó saliendo con el equipo al borde de las puertas del descenso (lo acabó salvando Voro), decidió apartar de la plantilla a Cañizares, Albelda y Angulo (con la consabida convulsión posterior) y su contrato fue cortado cinco meses después con una compensación tremendamente cuantiosa. Todavía con Koeman en el banquillo, aunque mucho tuvieron que ver los jugadores por autogestión de grupo, el Valencia ganó la Copa del Rey de 2008 ante el Getafe en El Calderón. Después Koeman dirigió en su país al AZ Alkmaar y al Feyenoord antes de ser contratado en 2014 por el Southampton, que actualmente es séptimo en la Premier.

La seriedad de Hiddink

Antes de todos ellos, llegó al Valencia a principios de los noventa Guus Hiddink. Firmó el 1 de julio de 1991 con Arturo Tuzón como presidente. Estuvo en Mestalla hasta finalizada la campaña 93-94, pero con un paréntesis. Los dos primeros ejercicios los resolvió con sendos cuartos puestos. La Copa de Europa, entonces, no tenía el formato actual de la fase de grupos de la Champions y sólo se clasificaba el campeón de cada liga. Fue un equipo Uefa. Quizás hoy el Valencia de los Fernando Gómez, Quique, Voro, Camarasa, Giner, Penev, Robert, Eloy... hubiese tenido la oportunidad de disputar la máxima categoría continental. El 30 de noviembre de 1993 fue desituido (Héctor Núñez y Paco Real ocuparon el puesto hasta su pronta vuelta), pero meses más tarde, en marzo de 1994, fue recuperado para la causa por Melchor Hoyos.

Después del Valencia, el recorrido de Hiddink comprendió clubes (Real Madrid y Betis, en España; PSV Eindhoven, en Holanda; Chelsea, en Inglaterra; y Anzhi, en Rusia) y selecciones nacionales (Holanda en dos etapas, Corea del Sur, Australia, Rusia y Turquía). Roman Abramovich convenció de nuevo al holandés esta misma campaña para regresar al Chelsea, con el que anda en décimo puesto, tras el desastre de Mourinho.

Entrenadores todos de con cuajo en la dirección, con poso en la casa, con logros, mientras Neville llegó sin experiencia, sólo con el aval de ayudante de Hodgson en la selección inglesa, y el favor de la amistad de Peter Lim. Ahora, en plena crisis profunda de un equipo triste y sin rumbo, se tomará un paréntesis para acudir con Hodgson e Inglaterra. No parece encajar este compaginar con la historia del Valencia, que el próximo 18 de marzo alcanza los 97 años.

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