Valencia

La «tasa rosa»: un estudio de 400 productos revela precios inflados un 7% para las mujeres

La discriminación se da sobre todo en artículos de higiene, perfumería y en la peluquería

Varias mujeres de compras en una tienda de Valencia MIKEL PONCE

J. L. F.

Un estudio de la Conselleria de Economía valenciana en 398 productos y servicios de las compras cotidianas ha demostrado que se aplica una especie de « tasa rosa » con precios inflados un 7% cuando se dirigen a las mujeres . Sobre todo, se da en higiene, perfumería y en las peluquerías.

Las conclusiones de este trabajo se han presentado en el marco del VI Congreso de Economía Feminista, que se celebra en la Universitat Politècnica de València entre los días 5 y 7 de septiembre.

Se considera " tasa rosa " el hecho que determinados productos o servicios que se ofrecen con versiones para hombres y para mujeres lo hacen a un precio superior en la versión femenina, sin que se pueda justificar este incremento en ninguna característica objetiva del producto, según ha precisado la Conselleria en una nota de prensa.

A la vista de estos resultados, los expertos aseguran que el mercado de la Comunidad Valenciana penaliza a las mujeres sobre todo en dos aspectos: en la proporción de productos que tienen un precio más caro en la versión destinada a ellas y en el porcentaje de diferencia del precio, con siete puntos porcentuales de diferencia de media respecto a los hombres cuando sus versiones son las más caras.

En 75 tiendas

En total, se han analizado 398 productos y servicios, con versiones masculina y femenina realmente comparables, en 75 establecimientos de siete localidades de la Comunidad Valenciana; Valencia, Castelló de la Plana, Alicante, Elche, Gandia, Alcoi y Vila-real.

Los productos examinados pertenecen a los sectores de la dietética, higiene personal, perfumería, juguetes y videojuegos, deportes, telefonía y accesorios, productos para bebés, tintorerías, peluquerías, seguros y centros de depilación. Y una serie de categorías de producto en cada uno de ellos, por ejemplo, en higiene: hojas de afeitar, desodorante y crema facial.

También se ha llevado a cabo un análisis de las personas consumidoras, combinando las metodologías cuantitativa y cualitativa. La cualitativa, con tres grupos de discusión con siete mujeres participantes de diferentes edades, nivel de ingresos y nivel de estudios y la cuantitativa, consistente en una encuesta on-line a 414 personas, hombres y mujeres, residentes en la Comunitat Valenciana a partir de 16 años.

El estudio constata que los sectores donde parece estar operando actualmente el mercado al aplicar la tasa rosa y, por lo tanto, donde parece más adecuado continuar investigando y actuar es en higiene y perfumería y en las peluquerías.

Pequeños detalles

Uno de los aspectos más destacables del estudio es cómo el mercado impone diferencias de precio en función de la introducción de detalles en los productos que justificarían esas diferencias en el precio. Es aquí donde se detecta más claramente que la mujer paga un precio mayor: mientras que las diferencias de precio son solo de 1,6 puntos porcentuales cuando los productos femenino y masculino son similares (excepto en el color, por ejemplo), aumentan a un 8,1 cuando los productos femeninos incorporan pequeños detalles, y a un 9,3 cuando se trata de productos de la misma gamma, pero con mayores diferencias, según las mismas fuentes.

Del estudio se deduce que existe actualmente sensibilidad social sobre las cuestiones de género que influye en que cuando se trata explícitamente el tema de las posibles diferencias de precio en las versiones de un producto para los dos sexos, se percibe que stas existen y perjudican sobre todo la mujer. En cualquier caso, son las mujeres las que tienen una conciencia mayor de la extensión de la tasa rosa (6,8 sobre 10, mientras que la media es de 5,4).

Esta posición de partida hace que una mayoría de la población de la Comunitat Valenciana esté a favor de que las instituciones intervengan en el fenómeno con políticas de sensibilización y la negociación con marcas y establecimientos como herramientas útiles para llevar a cabo la tarea, al generar una cierta presión sobre el mercado para que el mismo vigile el mecanismo por el cual finalmente las mujeres están siendo penalizadas.

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