Medio ambiente

Un estudio recomienda recuperar zonas agrícolas de riego abandonadas en Alicante frente al cambio climático

La experiencia de un humedal regenerado en Pinoso demuestra cómo se revitaliza la biodiversidad con más especies animales y vegetales

Infraestructura hidráulica en el humedal de El Prado-Rodriguillo de Pinoso ABC

J. L. Fernández

La conservación y recuperación de zonas de cultivo con riego abandonadas en la provincia de Alicante representa una buena estrategia frente al cambio climático , ya que favorece la regeneración de los humedales y, en consecuencia, una revitalización con más especies animales acuáticas -algunas en peligro de extinción , como el pez fartet- y mayor riqueza de la flora. Así lo pone de manifiesto un estudio de dos investigadores, el biólogo municipal del Ayuntamiento de Pinoso, José Carlos Monzó , y el catedrático de la Universidad de Alicante José Ramón Verdú .

Los resultados de este trabajo han sido publicados por la revista « Biodiversity and Conservation » y también fueron presentados en el I Congreso Internacional Áreas Protegidas, Gestión y Participación, organizado por la Asociación Valenciana de Antropología, dentro de un proyecto europeo llamado Goberpark para el desarrollo de los parques naturales.

«Los humedales constituyen uno de los ecosistemas más amenazados del planeta. Su continua desaparición a lo largo de la historia, especialmente dramática durante el siglo XX, ha llevado a la pérdida del 90% de todas las zonas húmedas, pese a que son unos de los ecosistemas más productivos de la Tierra», ha destacado Monzó.

Su experiencia contenida en este trabajo se refiere al conjunto humedal El Prado–Rodriguillo en el municipio de Pinoso, cuya inclusión en el Catálogo de Zonas Húmedas de la Comunidad Valenciana «ha seguido el sentido inverso de lo que suele ser el proceso habitual de una declaración de espacio natural protegido».

Canalización que ha favorecido la recuperación de la zona ABC

Para explicar esta singularidad, el autor precisa que «no se partía de un espacio con unos valores naturales y culturales consolidados, sino de un conflicto social, consecuencia del abandono y degradación de un sistema agrario con infraestructuras hidráulicas ( acequias, azarbes y balsas ) que provocaba, entre otros perjuicios, la inundación de cultivos y plagas de mosquitos».

Frente a esta situación negativa por el deterioro de la zona, la rehabilitación de dichas infraestructuras y su posterior gestión «han devuelto funciones ecológicas a un ecosistema cuyos indicadores biológicos mostraban su inequívoca evolución hacia un humedal de interior», relata Monzó.

«Interés comunitario»

Como muestras de los beneficios conseguidos con estas acciones desde el ámbito municipal de Pinoso en el humedal El Prado-Rodriguillo hace más de una década, se ha constatado «la restitución del equilibrio ecológico y de servicios ecosistémicos, que dan como resultado la presencia de diferentes hábitats protegidos, algunos incluso de interés comunitario », tal como ha expuesto este biólogo recientemente en el citado congreso celebrado en Valencia.

Conducciones para riego abandonadas ABC

En la actualidad, estos hábitats albergan especies de «singular relevancia ecológica» como el fartet (Aphanius iberus), en peligro de extinción, así como gran diversidad de aves y de invertebrados, indicadores de calidad ambiental , como los odonatos (libélulas y caballitos del diablo). En concreto, se registraron un total de 4.253 ejemplares adultos pertenecientes a 29 especies, 15 géneros y 5 familias. También se detectaron efectos positivos para mamíferos, anfibios y reptiles.

Entre las conclusiones de esta investigación, se aboga por un rescate para el cultivo con regadío de algunos espacios en la provincia de Alicante. «Por tanto, no siempre los terrenos agrícolas abandonados han de estar condenados a ser urbanizados o ser parques fotovoltaicos. Una rehabilitación y adecuada gestión, con una visión sostenible de futuro, puede llevarnos a ecosistemas de gran valor y de respuesta al cambio climático en zonas semiáridas , que acaben formando parte de una red de áreas protegidas, como es el caso del conjunto del humedal El Prado-Rodriguillo».

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