Coronavirus

«Me obligaron a dejar el confinamiento en una isla desierta por un abuso de poder»

Rafael Lambies sigue viviendo en su barco, amarrado en Valencia en vez de s'Espalmador «por la envidia de mucha gente»

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Rafael Lambies, navegando en su barco Isla de Pascua ABC

J. L. Fernández

«Será envidia , les habrá fastidiado que una persona esté pasándolo mejor que otros». Solo así se explica Rafael Lambies que le hayan obligado a abandonar con su barco una isla desierta -s'Espalmador, junto a Formentera, sin ningún riesgo de contagio de coronavirus - para regresar a su puerto base en Valencia, la tercera urbe más poblada de España. « Me quieren criminalizar y todo está grabado, las comunicaciones de Salvamento Marítimo», asegura.

Máxime, cuando fue él quien avisó de su posición en aquel rincón del archipiélago balear e incluso pidió permiso -según él ni siquiera era necesario- cuando acudió a por una pieza de su generador eólico a puerto y aprovechó para comprar víveres y llenar su depósito de agua, precisamente con la intención de pisar tierra firme el menor número de ocasiones posible.

«La Guardia Civil me dijo cómo hacerlo y la decisión de echarme de allí no partió de ellos, pero me dijeron que habían ordenado que me fuera, desde la Delegación del Gobierno balear », relata este administrador de fincas valenciano, que había tenidos varias comunicaciones con Salvamento Marítimo y les había trasladado su intención de quedarse allí porque «no quería volver a un sitio donde había gente contagiada» como la capital del Turia.

«Se dijo en todos lados que cada uno tenía que quedarse donde estaba en ese momento, nada decía el decreto ley de que estaba prohibido la navegación de ocio, sí entrar y salir de los puertos», argumenta.

No obstante, tras recibir ese aviso de se marchara, decidió contactar con la Dirección Insular Ibiza-Formentera: «El mismo viernes llamé al número que sale en Internet y, qué casualidad, la persona que cogió el teléfono ya sabe de mi caso y me amenaza diciéndome que si no pueden hacer nada ya encontrarán algún motivo para ponerme la multa ».

El administrador de fincas valenciano dentro de su casa durante el confinamiento ABC

Es más, según Lambies, «la persona no se identificó y me dijo que no me iban a dar ningún papel , que eso lo ponía el decreto», por lo que se siente víctima de «un abuso de poder», si bien no va emprender ningún tipo de acción judicial o reclamación: «No voy a gastar dinero en eso».

Asimismo, asegura que están todas sus conversaciones grabadas y se puede corroborar su versión de lo ocurrido.

No tiene dudas de la intencionalidad de las autoridades, ya que él no había dado a conocer que estuviera fondeado en s'Espalmador y cree que fue la Administración quien «lo filtró a los medios». De hecho, fue después de contactarle algunos periodistas cuando él difundió en Internet un vídeo suyo en el barco. «Querían a toda costa que me fuera», concluye.

Teletrabajo

El triste regreso no tuvo complicaciones. «Me aseguré de que podría entrar a mi amarre con un guardia de Valencia, que incluso me dijo que eso no era posible, que tenemos orden de que cada uno se quede donde está, por lo que me preguntó si me habían dado algún papel con esa orden», otra prueba de la irregularidad, a su juicio.

«Los medios han estado llamando al Consejo Insular de Formentera y según ellos me he vuelto voluntariamente», señala.

«No he estado navegando, he fondeado y cuando por temporal me tenía que mover pedía permiso igual que cuando bajé a tierra para que me esperara la Guardia Civil, aunque no era obligatorio», relata.

Vista de la isla de s'Espalmador tomada desde Formentera ALBERTO CAPARRÓS

Ahora sigue el confinamiento en su barco, el Isla de Pascua , que está amarrado en el Real Club Náutico de Valencia , donde suele pasar todas sus vacaciones y fines de semana, «desde los ocho años y tengo ahora 54, he visitado Grecia, Croacia, Túnez, Cerdeña... elegí Formentera y hasta última hora no se ha sabido que había solo dos contagiados, aunque he visto un helicóptero medicalizado por la noche, tal vez escondan algo».

Como administrador de fincas, se ocupa de las urgencias, si hay recibos pendientes, problemas de goteras, filtraciones y otras contingencias, mientras que una persona en la oficina se encarga de introducir información y manejar los ordenadores para que él y su socio puedan seguir con este teletrabajo.

«Hay mucha gente envidiosa , si todo el mundo está jodido, pues piensan que tú también tienes que estarlo, y no van a hacer una ley para cada uno, pero lo que se busca es que no hay contagios, es como si a alguien que vive en una masía en el Pirineo no le dejan salir de casa para echar de comer a sus animales», opina.

También está aprovechando la menor actividad para el mantenimiento del barco , barnizando maderas, cambiando cosas que se desgastan: «Mi barco tiene 31 años, pero cuesta menos que un coche de mantener porque está bien cuidado».

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