Pandemia

Los centros de salud: el primer «cortafuegos» del coronavirus

Las instalaciones de Ribarroja se adaptan a la crisis sanitaria: carpa de triaje, áreas separadas y circuitos metódicos entre el personal sanitario

Última hora del coronavirus en la Comunidad Valenciana

Maria, sanitaria del centro de salud de Ribarroja, con su mono de trabajo en el que lleva escrito «Quédate en casa, todo va a ir bien» ROBER SOLSONA

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Los centros se salud se han convertido en uno de los primeros «cortafuegos» en la asistencia sanitaria del coronavirus . Mientras los hospitales trabajan a destajo en la atención y el tratamiento de la pandemia , las instalaciones de atención primaria juegan un papel fundamental a la hora de decidir el protocolo a seguir con multitud de pacientes, evitando así que todos ellos acudan directamente a los hospitales.

Uno de los inabarcables ejemplos en la Comunidad Valenciana -al igual que en resto de España- tiene lugar en la localidad valenciana de Ribarroja , con alrededor de 22.000 habitantes. La organización y la rutina en el centro de salud, como es lógico, ha cambiado por completo. Y muchas decisiones tomadas con antelación han podido frenar que la situación del personal sanitario sea dramática.

Carpa instalada para el triaje en el centro de salud ROBER SOLSONA

La coordinadora de Enfermería, Rosa Furió, explica en conversación con ABC que han dividido las instalaciones y las entradas . Para ello, han instalado una carpa en el exterior donde se realiza un primer triaje en el que se cuestiona a los usuarios por qué acuden y se les provee de mascarillas. En el caso de que sea por problemas respiratorios, se les deriva a un área separada del resto y por una entrada diferente. Algo también diferenciado en el caso de que sean adultos o niños.

Si se trata de otro problema de salud que no presenta síntomas de coronavirus, entran por la puerta principal y siguen las indicaciones del equipo.

Sin consultras programadas, la prioridad en este momento es que todo lo que se pueda atender telefónicamente se haga de esta manera para evitar desplazamientos. Así, el personal médico trata de diagnosticar en conversación con el paciente y recurre a la receta electrónica. Furió cifra en entre 300 y 400 las llamadas que pueden recibir al día , de modo que las tareas son compartidas. «Aquí todos hacemos de todo. Un día haces curas, otro estás en administración, hay fisios en el mostrador...», señala.

Mostrador del centro de salud ROBER SOLSONA

En cuanto a las urgencias, continúan dando respuesta en la medida que pueden. El Ayuntamiento de la localidad les ha cedido dos coches eléctricos para acudir a domicilios y se encargan de su desinfección cuatro veces al día. Furió destaca que desde el inicio del confinamiento notaron un importante descenso de las urgencias en comparación con las habituales. Sin embargo, han percibido un ligero aumento desde que se han relajado las medidas para volver al trabajo esta semana. «Una noche te puede llegar alguien con un dolor de muela o molestia en un ojo», lamenta.

Los turnos de trabajo intentan que sean de semanas alternas, para que en caso de contagio dé tiempo a que se puedan presentar los síntomas e identificarlos.

Una paciente es atendida ROBER SOLSONA

Sin casos positivos

Por el momento, no ha habido ningún caso positivo entre el persona l en este centro de salud. «Establecimos desde el principio un circuito muy metódico: tenemos la zona en la que nos vestimos, en la que nos desvestimos, en la que nos desinfectamos, con todas las instrucciones de cómo ponerse y quitarse los equipos de protección, etc.», indica la coordinadora de Enfermería.

También optaron por reutilizar el material de protección con el que contaban. «Cuando se nos acabó, nos pusimos en contacto con las empresas suministradoras y les preguntamos cómo esterilizarlo y así poder volver a usarlo», detalla. Pese a la situación inicial -«nos buscamos la vida», afirma, y les dio resultado-, «ahora se nota que hay más material», admite.

Una compañera ayuda a otra a quitarse el equipo de protección ROBER SOLSONA

Aunque hasta ahora no han derivado a los profesionales sanitarios a ningún otro centro, sí se encuentran igualmente a cargo, en cierto modo, de las residencias de mayores . Precisamente uno de los mayores focos de contagio y de fallecimientos. «Actuamos de intermediarios entre las residencias y el hospital. Damos consejos o instrucciones sobre cómo aislar y organizar a los pacientes y atendemos las dudas», remarca.

Si se le pregunta por una reclamación ahora mismo hacia la Generalitat, es la de los test : «La verdad es que los necesitamos cuanto antes».

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