El Ayuntamiento de Alicante ofrece cursos para dar de comer a los gatos callejeros

El Ayuntamiento de Alicante, uno de los pocos de España con Concejalía de Protección Animal, desde esta legislatura, va a conceder un carné especial para que los vecinos puedan dar de comer a los gatos callejeros, una práctica que está prohibida -y sancionada- por los problemas de salubridad. Pero les instruirá para hacerlo sin riesgos, con pienso seco en lugar de restos de alimentos húmedos.

Desde el departamente dirigido por Marisol Moreno han señalado que desde el inicio de la legislatura buscan medidas para controlar la población de gatos en la ciudad y que estos cuenten con una alimentación adecuada. En septiembre, se impartirán los cursos destinados a habilitar a las personas con este carné especial.

En referencia a las numerosas noticias surgidas en torno a las colonias felinas de la ciudad por la aparición de roedores en solares en donde presuntamente se les deja alimentos, trabajan para reducir, de una manera adecuada, la población de gatos en la ciudad.

Una de estas medidas es el proyecto denominado CES -siglas que obedecen a los conceptos de captura, esterilización y suelta-, y que consiste en la esterilización de los felinos para impedir un incremento desmesurado de las poblaciones y tener así las colonias felinas saneadas y controladas. Los gatos callejeros, tras ser esterilizados y desparasitados son devueltos a su lugar de origen.

Aprovechan los medios gratuitos que nos ofrece la naturaleza para el control de dichas plagas, sin tener que utilizar productos químicos invasores y dañinos para las personas, otras especies animales y el medio ambiente, según fuentes municipales. Se trata de una iniciativa a la que se han sumado un gran número de ciudadanos.

Censo de interesados

Para que estas prácticas se generalicen entre la ciudadanía, la concejalía está elaborando un censo de las personas que alimentan a estas colonias. Subrayan que hay experiencias similares en otros países europeos para el control de plagas de ratas, ratones y cucarachas, y las colonias felinas son el controlador biológico, más eficaz, de roedores.

También aluden a la experiencia del biólogo y naturalista Roger Tabor, que, en sus estudios de los gatos callejeros en Londres, apunta que incluso en el supuesto de que todos los gatos de una colonia fueran retirados, a largo plazo y debido al «efecto vacío» no desaparecería la población, ya que, al permanecer las fuentes de alimentación y refugio, los gatos de territorios vecinos se moverían hacia allí y comenzaría de nuevo el ciclo de reproducción.