Antonio Montiel: «El planteamiento de Puig de que Podemos tiene que hacer seguidismo es desleal»

Con numerosos años a sus espaldas de actividad social, Antonio Montiel (Jaén, 1958) lidera la posición de «garante crítico» del Consell que ha adoptado Podemos en la Comunidad Valenciana con un apoyo desde fuera. En mitad de la convulsa situación del PSOE, la formación morada ha decidido entrar en el juego para lanzar un órdago a su socio: podría replantearse el acuerdo que sustenta el Gobierno si finalmente se abstuviera con Mariano Rajoy.

¿Cuánto de real tiene esa posibilidad?

Nosotros siempre hemos defendido que el Acuerdo del Botánico era a cuatro, de los tres partidos y de la sociedad valenciana. No hemos entregado ningún cheque en blanco ni una lealtad en abstracto. Mientras funcione, seremos leales. Si hoy la evaluación que hace la sociedad valenciana es que se ha avanzado en regeneración democrática está bien, pero hay un aprobado justito en otros campos como en creación de empleo o modelo industrial.

Queríamos que las políticas fueran de más calado, no ir gestionando el día a día. En mitad de este debate estalla el PSOE. En esta implosión hemos sido espectadores y también perjudicados. Ahí es donde decimos «alto». Si las luchas de siglas, conflictos entre aparatos o intereses de familias van a paralizar la acción de Gobierno o van a facilitar uno del PP algo se está haciendo mal. Lo que queremos es hacer una llamada de atención y creo que lo razonable sería que Puig no entrara en una dinámica de «parece inevitable» elegir entre los dos males de las elecciones y del Gobierno de Rajoy. Es una dicotomía falsa y había una alternativa de gobierno de progreso que es la que a dinamitado el aparato del PSOE. Es grave que se acepte esto y nosotros tenemos que hacer nuestro papel.

¿Cuál?

El de la coherencia. A Puig le dimos 8 votos de 13 para ser presidente y nos quedábamos fuera para hacer el papel de interlocutor. Hemos sido unos socios exigentes, pero esto tiene un límite. El planteamiento de que no tenemos otra opción que hacer seguidismo de sus decisiones me parece como mínimo una actitud desleal.

¿Pero esa llamada de atención en qué se traduce?

Quien lo tiene que traducir es el señor Puig, ha de entender lo que le estamos diciendo. Y quien tiene que asumir la responsabilidad de sus actos es él. En función de cuáles sean adoptaremos decisiones políticas.

¿Sus actos o los de su partido?

Los de su partido. Puig es una persona socialdemócrata y federalista, pero en su seguidismo político de familia tiene un comportamiento de fidelidad a un bloque que contradice sus posicionamientos ideológicos. Lo que manifestamos es nuestra preocupación por esta deriva. No se puede defender una financiación justa e identificarse con un sector que puede propiciar un Gobierno de Rajoy. Es difícil quedarse callado cuando ves que alguien camina en la dirección equivocada.

Concretemos. Si Puig, con el posicionamiento que ha tenido hasta ahora hacia un bloque, acabara propiciando una abstención a Rajoy, Podemos le retirará el apoyo. ¿Sí o no?

Se reunirá nuestra dirección y se tomará una decisión colectiva. De todas formas, en medio está el contexto valenciano. Nos encontramos en plena negociación de la ampliación del Pacto del Botánico. PSPV y Compromís nos tienen que dar una respuesta a nuestras medidas y además eso ha de tener una traslación en la ley de Presupuestos. Nosotros no hemos elegido este escenario, lo ha provocado el PSOE. Si el Acuerdo del Botánico no se amplía en los términos que queremos y además el PSOE está jugando a la solución Rajoy, nosotros nos tendremos que replantear muchas cosas.

¿Esas negociaciones seguirán con normalidad independientemente de la situación nacional?

Sí porque son políticas que condicionan la vida de la gente. No vamos a paralizarlas.

¿Le ha defraudado Ximo Puig?

Me ha defraudado el PSOE una vez más. Es un momento de mucha responsabilidad para nosotros. Ahora hay que trabajar para que las personas que han confiado en ellos y ya no lo hacen no se pasen a la abstención. Tenemos que demostrarles que hay otras formas de hacer política.

¿Qué haría si fuera Compromís?

Ellos tienen unas circunstancias que no son las nuestras. Son una coalición y además forman parte del Gobierno. No creo que estén atravesando un buen momento porque comparten nuestra preocupación, pero su forma de afrontarla y de expresarse es adecuada su condición de socio.

El presidente de la Generalitat no ha verbalizado su preocupación respecto a su advertencia y los socialistas le respondieron que tendrán que elegir entre ellos y el PP.

Yo podría devolverles la pregunta. O facilitan un Gobierno del PP o uno de progreso. Yo entiendo que estén viviendo momentos difíciles y no pretendo añadir más tensión en términos personales. Pero han de entender que a nosotros nos preocupa que al final haya una sensación de ingobernabilidad que justifique un Ejecutivo conservador.

También le han contestado a Podemos que no quiso un pacto con el PSOE.

Recuerdo que los socialistas suscribieron un acuerdo cerrado con Ciudadanos y luego lo ofreció a Podemos. No fue la mejor forma de negociar.

¿Y no cree que estos movimientos provocarían que el PP vuelva a la Generalitat?

Las elecciones son en 2019. Hay mucho tiempo para trabajar y mejorar la vida de esta Comunidad. Tome la decisión que tome Podemos, nunca se nos podrá achacar que nosotros facilitamos un cambio que por ahora no está ni en el horizonte por muchos decibelios que le ponga Isabel Bonig.

¿Entiende que ha beneficiado a Podemos no entrar ahora en el Consell pese a que una parte de la formación esté arrepentida?

Tomamos la decisión más difícil y menos convencional de no entrar en el momento fácil, que fue en la firma del Acuerdo del Botánico. Ahora sigue siendo válido y las circunstancias nos dan la razón. Si estuviéramos formando parte del Gobierno, estaríamos en una dinámica pendientes de la crisis del PSOE y nos faltaría libertad para ser la voz crítica que siempre hemos querido.

¿Se siente ninguneado por sus socios?

Hombre, que nos enteremos del acto de este miércoles en Madrid por una financiación justa a través de un tarjetón de Protocolo no nos ha gustado. Hay una serie de inercias a cerrarse sobre ellos mismos que recuerdan a la soberbia de los partidos con mayoría absoluta. Me parece irresponsable, todos nos necesitamos.

Hablando de esa negociación para renovar el pacto, tanto PSPV como Compromís han afirmado que muchas de las nuevas medidas que proponen son irrealizables o ya están en marcha.

A veces los gobiernos consideran que una cosa está en marcha cuando han tenido una reunión con su equipo o cuando han encontrado un grupo de expertos que escriben sobre el asunto. Las medidas están en marcha cuando la gente las disfruta. A los problemas no hay que acercarse con tópicos de que son irresolubles, sino con fórmulas imaginativas.

¿En qué se va a ver acentuada su posición crítica desde fuera del Consell?

Siempre hemos sido críticos pero respetuosos. Parece que se confunda la lealtad al acuerdo con un cierto conformismo y tenemos que recordar al Gobierno que la ciudadanía sigue manifestando impaciencia. Hemos consumido año y medio de legislatura y hacen falta políticas más decididas. Los lastres del pasado marcan demasiado la agenda, tenemos que mirar hacia adelante.

Algunas se sus propuestas estrella como la apertura de RTVV o la Agencia Antifraude han encallado o se han retrasado.

La ley de procedimiento de emergencia ciudadana la presentamos en octubre de 2015 y se discute ahora en comisión. Es el tipo de cosas que no tienen sentido. No lo tiene tampoco sacar adelante la ley de RTVV en un ambiente en el que todos estaban enfrentados y cuando llegamos al Consejo Rector estalla por el aire por luchas y cuotas de partido. Estamos haciendo un gran trabajo parlamentario, hemos presentado 12 proposiciones de ley en un año, pero todo va con una lentitud exasperarte.

¿Las enmiendas o los matices de PSPV y Compromís en estas iniciativas no les hace replantearse el modo de elaborarlas?

En el Acuerdo del Botánico está firmado que promoveríamos la Agencia Antifraude con presupuesto de 2016 y con adscripción a las Cortes. Hemos trabajado con expertos para elaborarla. No hicimos un trabajo a tontas y a locas. No entiendo que lo enmienden. ¿Es un problema técnico? Lo podrían haber detectado antes. ¿Era político? Que no lo hubieran firmado. Hay que ser leal con los pactos, y más cuando nacen de una convulsión política.

¿Qué espera de la próxima Asamblea Ciudadana de Podemos?

Un gran debate. Nos hemos marcado dos tiempos. El primero corto para hablar del modelo federal al que aspiramos para dejar de ser una estructura vertical. Tenemos que trasladar al seno de la organización nuestra concepción de la España plurinacional pero cooperativa. Queremos llegar con un acuerdo amplio en este sentido, junto a otras federaciones, para llevarlo a Madrid. Cada territorio tiene sus circunstancias.

Es decir, más independencia. ¿Pero mantendrán la marca?

Más independencia, pero no somos nacionalistas. Si que mantendremos la marca, soy partidario de un Podemos fuerte. Un Podemos Podemos. De mantener la identidad, también autonómica.

¿Cuál será el segundo tiempo?

Una vez producida esta Asamblea Ciudadana estatal, habrá una valenciana en la que aprobaremos nuestro documento estratégico y organizativo. En ese momento, se podrán confrontar distintas visiones de Podemos y se podrán elegir cargos con primarias.

¿Y su intención es...?

Yo trabajaré por una fuerza política de nuevo cuño y más abierta. Si en ese trabajo es necesario liderar lo haré, pero lo veremos en ese momento. No quiero anticiparme.

¿Se siente totalmente respaldado por las bases?

Sí, pero somos un partido muy complejo. Aquí el respaldo no se mide en delegación de votos como en otros, sino que todas las voces son válidas y cada uno se representa a sí mismo. Nuestra vida interna es más efervescente, tienes que cuidar a la gente y ser fiscalizado por ella. No se pueden medir los apoyos, pero estoy satisfecho. Nuestra gente ha dado pruebas de una gran generosidad.

¿Pese a los problemas internos está satisfecho?

Sí. Yo estoy en este proyecto perdiendo dinero y sacrificando otras expectativas de vida porque creo que es el momento decisivo para comprometerse.

¿Es de verdad posible esa toma de decisiones horizontal?

Es muy complicado, pero creo que hemos avanzado mucho. Podemos está siendo una escuela de democracia, con sus luces y sus sombras. Estamos ayudando a cambiar la política de este país. Hace unos años nos tildaban de locos por proponer primarias o procesos participativos.

¿Cómo se está desarrollando la investigación de los casos de pucherazo en primarias?

En alguno de ellos, según la información que tengo, hay más de propaganda y contrapropaganda que otra cosa. El sistema de voto electrónico lo hacemos con una empresa que verifica el proceso, por lo que yo estoy tranquilo. Además, nuestra comisión de garantías no está ocupada por cargos políticos sino por las bases. No hay contaminación, emite su resolución independiente.

¿Es más de Iglesias o de Errejón?

De broma digo que soy Pablista-Errejonista tendencia Echenique. Son necesarios todos, no hay un dogma ideológico ni un referente carismático, sino una dirección coral. Esa diversidad es nuestra riqueza.

¿Pero qué discurso prefiere, el de dar miedo a los poderosos o el de seducir?

Es el mismo objetivo y son estrategias complementarias. Es muy importante hablar de los que faltan para construir una nueva mayoría, pero también son necesarias las muestras de firmeza de Iglesias. Son líneas discursivas, no enfrentamientos ideológicos profundos.

¿Es difícil ser de Podemos?

No. He estado en muchos movimientos sociales y Podemos después del 15-M es una herramienta que inicia una nueva forma de organización política. A los que no hemos venido de estructuras de partidos nos ha resultado fácil. La prioridad es el trabajo social. Son principios sencillos pero contundentes. Es cierto que la política como la han construido otros es un terreno muy hostil en el que los medios importan más que los fines, pero estamos cambiando eso.