El éxodo venezolano llega a España

La inmigración de Venezuela crece un 80% en dos años y es, por tercer año consecutivo, la nacionalidad que más pide protección internacional

«Lo que sucede en mi país es una narcodictadura comunista», relatan quienes llegan a España huyendo de la violencia y la pobreza del régimen de Maduro

Centenares de pesonas esperan en la cola para recibir un turno Ines Baucells

Tatiana Rojas

La crisis económica, política y social que vive Venezuela desde hace años ha provocado que miles de ciudadanos huyan cada día del régimen de Nicolás Maduro y busquen una mejor vida que su país, azotado por la corrupción, la violencia y la pobreza, les niega . Es una migración llena de miedo, desesperación y que lleva a la deriva a personas que en su país lo fueron todo.

Las imágenes de cientos de migrantes cruzando la frontera buscando refugio en países como Perú o Colombia han dado la vuelta al mundo, una realidad que también alcanza a España. « O tratas de sobrevivir fuera o mueres allí, no hay más salida », manifiestan algunos venezolanos en nuestro país en conversación con ABC.

Los motivos para dejar atrás su país, totalmente asfixiado y al borde del colapso, son varios. Para unos, la falta de comida, dinero, medicinas y tranquilidad. Otros, la inflación por los aires, la devaluación de la moneda o las insostenibles tasas de violencia que hacen de ciudades como Caracas un infierno y, finalmente, la omnipresente represión política.

Alidis Ramos, adiós a la inseguridad

Alidis en «La Dolce Vita», su lugar de trabajo

Para muchos venezolanos la situación de inseguridad y no tanto la economía es suficiente motivo para abandonar su tierra. Uno de esos casos es el de Alidis Ramos quien nació en Caracas hace 41 años. Es técnica superior en turismo y hace tres meses que trabaja como dependienta en una tienda de dulces en Barcelona. «Se puede decir que la parte económica la sobrellevamos porque teníamos nuestras empresas, fincas y ahorros, pero el tema de seguridad es bastante complicado. L os secuestros, los robos y asesinatos son el día a día, entramos en pánico y por eso decidimos salir », confiesa.

«Venezuela es el mejor lugar para hacer turismo. En especial, para una persona que tenga ganas de bajar de peso»

Alidis manifiesta que ha tenido la oportunidad de viajar por muchos países del mundo pero que «no hay nada más bonito que su tierra», lo repite una y otra vez. Su esposo José, no deja que ella continúe para explicar el panorama que realmente se vive: «Venezuela es el mejor lugar para hacer turismo. En especial, para una persona que tenga ganas de bajar de peso, porque tendrá que hacer una fila de horas y hasta días para conseguir algo de comer. Por otro lado, no sufrirá de aburrimiento, uno vive al día pensando en cómo se va a rebuscar la vida, qué comerá mañana y si te duermes ya han pasado como diez años». Para José lo que están haciendo con su pueblo es una crueldad: « l a gente pobre que no sale en los medios de comunicación es la que está pagando, la que se está muriendo ».

Pedro Hernández, con el corazón en venezuela

César observando NTN24

Pedro Hernández, un cocinero venezolano, lleva un año y ocho meses en la capital catalana. Cuenta con la suerte de tener pasaporte europeo por su padre, pero ni así se olvida de lo que padece el lugar que lo vio nacer.

«Cuando crees que no puede haber algo peor, sigue algo muchísimo peor. Todo empezó desde Chávez , él dejó el camino hecho y Maduro ha seguido con todo esto. Ahora hay resentimiento, odio y nadie cree en nadie». Pedro no deja de mirar su teléfono ni un momento, lo utiliza para mantenerse al tanto de lo que acontece en su país por algunos de los pocos medios que no han sido censurados por el gobierno «castrochavista» de Maduro.

«En venezuela no alcanzan los periódicos para mostrar todos los muertos».

Hernández no puede despegar sus ojos de las imágenes que muestran cómo cada día miles de sus compatriotas andan centenares de kilómetros en carreteras para llegar a países «refugio» como Brasil o Colombia. «Allá no tienes una vida porque vives con paranoia de que algo te va a pasar. Ni siquiera te sirve tener un trabajo porque el sueldo no te alcanza para nada. La necesidad es todo junto: no hay comida, ni medicinas...nada es nada», advierte. Pedro eleva su voz y desvela su tristeza: «En Venezuela no alcanzan los periódicos para mostrar todos los muertos ».

César Andrés, de cumpleaños a despedidas

César muestra sus tatuajes

César Andrés lleva diez meses en Barcelona. Es Licenciado en administración de empresas. Una cosa sí deja clara: su país lo lleva en su corazón pero también tatuado en su piel. Cuatro de sus tatuajes lo reflejan; el mapa de venezuela con los animales más representativos, las coordenadas del lugar donde nació, una imagen del Salto del Ángel (la caída de agua más alta del mundo )y, por último, un ave fénix.

Con voz entrecortada evoca uno de los días más tristes de su vida: «No sabes cuándo volverás a ver a tu familia, a tu país. Mi temor es pensar que ese día en el aeropuerto fue mi despedida de todo y todos. Lo que sucede en mi país es una narcodictadura comunista ».

«Lo que sucede en mi país es una narcodictadura comunista».

Con 26 años César pasó de celebrar reuniones de cumpleaños junto a sus amigos y familiares a organizar despedidas, la pregunta de la noche era: « ¿Y usted cuándo se va?» .

Ninoska Murillo, «Un teléfono es lo que nos une»

Ninoska en una de las plazas de Madrid

Ninoska Murillo nacida en Margarita pero criada en San Cristóbal. Es profesional en estadísticas de salud. Su primera parada al momento de emigrar de su país fue Colombia , duró seis meses. Ahora se encuentra junto a su pareja residiendo en Madrid y está en proceso de sacar la tarjeta comunitaria.

Ha trabajado de dependienta, limpiadora en tiendas de ropa, camarera, cuidando abuelos y haciendo los que haceres: «Yo estudié para ser alguien en la vida y ejercí mi profesión por ocho años. Y venir a limpiar baños, como dicen vulgarmente, es muy duro. A todos nos quitaron una vida y nos pusieron en otra, sin anestesia, sin nada ».

«Mamita no había luz, nos tuvieron siete horas horas así». Este es el mensaje que recibe Ninoska habitualmente cuando no tiene noticias de su madre.

«A todos nos quitaron una vida y nos pusieron en otra, sin anestesia, sin nada».

«Donde vive mi mamá no hay internet así que tiene pocas megas. Ella baja una vez por mes a Colombia a hacer la compra y a retirar el dinero que les envió, y es en ese momento que puedo ver a mi hijo por videollamada. Es el momento más esperado porque al final solo nos une un teléfono ».

Una de las opciones

Las dificultades para conseguir los papeles de residencia sin un respaldo económico importante detrás ha hecho que crezcan exponencialmente las peticiones de asilo . En lo que va de 2018 ya se han registrado 12.785 peticiones, según los datos facilitados a este diario por la Oficina de Asilo y Refugio (OAR).

«Venezuela es por tercer año consecutivo la nacionalidad que más pide protección internacional en España. El aumento se empieza a notar desde el 2014 cuando habían 120 solicitudes, en 2015 fueron 596 y en 2016 se posesiona de primeras con 4300. Luego le sigue Siria, Colombia, Ucrania, El Salvador y Honduras », explica a ABC la portavoz de ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados en España), María Jesús Vega.

Son las seis de la mañana y fuera de la Oficina de Extranjería en Barcelona, el panorama es de zozobra. Los funcionarios que atienden en los puntos de información comentan que en los últimos meses las personas que más llegan a pedir asilo son venezolanos . «No es pedir asilo por pedirlo, tienes que tener un motivo de peso para poder solicitarlo», comenta Nailet de 33 años, con un acento caraqueño que la delata.

Andrea Rodríguez, irse así no quieras

Andrea Rodríguez es «contadora pública» y lleva una semana en Barcelona. Su primer destino fue llegar a Italia donde estuvo seis meses. «Yo no pasé por ningún tipo de secuestro ni me perseguían pero yo soy funcionaria pública y a nosotros nos obligaban a marchar con camisas rojas . No estaba ni estoy de acuerdo con todo eso pero allá si no estas a favor no tienes ese tipo de trabajo. Eso no es democracia y por eso te tienes que ir», relata Andrea mientras hace la fila esperando recibir cualquier tipo de información.

«Nos obligaban a marchar con camisas rojas».

Con ojos llorosos y junto a su hijo, manifiesta: «Esto no es un tema de los venezolanos quien más que nosotros nos encantaría quedarnos en nuestro país . Venir aquí a hacer qué, después de que estudie dos carreras, pero por la situación piensas en dos cosas: o muero de hambre o hago algo con el título que tengo pegado en la pared».

Betty, el pasaporte lo es todo

El pasaporte de Betty

Betty tiene 41 años y es del estado de Yaracuy. Desde las cinco de la mañaa de la familia está haciendo la fila en la Oficina de Extranjería. Afortunadamente, logró obtener uno de los codiciados 16 turnos que dan por día.

«Yo no hubiese podido pagar el tiquete para venir a Europa. Vine aquí porque mi amiga que vivió 22 años en Venezuela me ayudó con todo. Sino estaría en cualquier país latino como lo han hecho la mayoría. Allá uno se va por carretera porque es más cerca. A pesar de que sea más difícil hay mucha xenofobia hacia nosotros. Es muy triste », comenta mientras sus manos sostiene con fuerza su pasaporte.

Siria, Colombia, Ucrania, El Salvador y Honduras son los países que le siguen a Venezuela en pedir asilo.

En la sala de espera siguen llegando personas a preguntar cuáles son los papeles exactos que se necesitan, otros ya tienen su carpeta en mano y están a la espera de ser llamados. Al final, todos tienen algo que los une: esperan volver algún día a su casa, a su país.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación