Celestino Corbacho - TRIBUNA ABIERTA

Europa y la inmigración

En estos días estamos asistiendo al drama de la inmigración, la que nos llega a través de los cayucos y el barco que recientemente atracó en el puerto de Valencia. Ante este hecho, Europa sigue poniéndose de perfil más allá de las declaraciones habituales de felicitar al Gobierno español por la decisión humanitaria de acoger a los 630 inmigrantes.

La inmigración tiene dos componentes, el político, de gente que ha de huir de su país por represalias, persecución o guerras; y la otra, por condiciones económicas. Sobre la primera, Europa debería de ser mucho más activa en el campo diplomático y de intermediación en los conflictos para ayudar a su resolución. Y la segunda, la económica, que debería de replantearse una política mucho más activa en el terreno de la cooperación con los países emisores de inmigración, modificando de arriba abajo la política de cooperación económica y de desarrollo con estos países. Solo así los ciudadanos que salen corriendo de la miseria de sus países, a costa de perder la vida, podrían replantearse su porvenir en su lugar de origen.

En Europa hablamos de una renta básica para los ciudadanos que se queden sin ninguna protección, deberíamos de abrir el debate si no ha llegado el momento que en lugar de tantos gestos humanitarios y de tantas administraciones dedicando una parte de sus recursos, para ayudas al desarrollo de dudosa eficacia en muchos casos, sino sería mucho más efectivo una cooperación europea dedicando un porcentaje de los presupuestos de las diferentes administraciones para sufragar una renta básica con control europeo, para impulsar el desarrollo en países de origen.

Europa hace tiempo que apuesta por una inmigración ordenada y cualificada, que es el colmo de la hipocresía. Les decimos a los países pobres: formen ustedes a los ciudadanos que puedan con sus escasos recursos y, una vez formados, Europa les dará todas las facilidades para que se vengan y contribuyan aquí con sus conocimientos a nuestro desarrollo y bienestar, y mientras tanto el ciudadano que quiera paliar su miseria que arriesgue su vida para venir a Europa.

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