Miquel Porta Perales

Descaro

Los mensajes subliminales del independentismo son tan evidentes que hacen sonrojar al más descarado

Miquel Porta Perales
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El descaro caracteriza el «proceso». Al respecto, el independentismo innova. Al descaro habitual –que si Cataluña tiene derecho a la autodeterminación, que si el mundo nos mira, que si el diálogo es imposible porque el Estado no acepta el referéndum, que si el mandato del pueblo–, hay que añadir la falta de pudor. Tres muestras recientes.

Si les gusta la música, seguro que recuerdan –fue la pasada semana– el «spot» publicitario del concurso «Oh Happy Day» que invita a votar a los televidentes.

Como quien no quiere la cosa, el texto incentiva la participación con expresiones como «yo votaré», «quiero votar», «seguro que voto», «por supuesto que votaré», «voto para cambiar nuestro futuro», «voto para dar un salto adelante», «votaré para hacer realidad nuestros sueños».

¿Les suena? ¿Se trata únicamente de incentivar el voto en un concurso musical? En materia de voto, el descaro está también en la campaña publicitaria del registro de catalanes en el exterior. Texto del anuncio en prensa: «¿Tienes familiares o amigos que viven fuera de Cataluña? ¿Ya se han inscrito en el registro de catalanes residentes en el extranjero?». La imagen del anuncio: un mapa de Cataluña con la leyenda «¿sí o no?». Sigue el texto: «Sumándose podrán tener muchas ventajas. Y hacer sentir su voz». Y en un lugar visible: «Hazlo saber».

¿Solo una campaña para que los catalanes residentes en el extranjero se inscriban en el registro? ¿El «sí o no» del anuncio es solo eso? Descaro. ¿El encuentro de Puigdemont con Carter? Si consultan el Ambassadors Circle de Carter verán los «niveles» e contacto con el expresidente –«emisario», «enviado», «diplomático» y «gabinete»– con su tarifa: mil, dos mil quinientos, cinco mil y diez mil dólares. ¿Carter se interesa por el «proceso» hasta el extremo de renunciar a sus emolumentos?

Los mensajes subliminales del independentismo catalán, que están por debajo del umbral de la conciencia para ser absorbidos instintivamente, son tan evidentes que hacen sonrojar al más descarado.

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