Guillermo Martínez: «La puritana cultura actual recuerda al realismo socialista»

El argentino se inspira en Carmen Balcells y marida suspense y crítica literaria en la novela 'La última vez'

Guillermo Martínez, fotografiado la semana pasada en Barcelona Pep Dalmau

Sergi Doria

En la novela 'La última vez' (Destino) se llama Núria Monclús, el nombre que le puso José Donoso en 'El jardín de al lado' y Guillermo Martínez (Bahía Blanca, 1962) nos recibe en la Agencia Literaria Carmen Balcells. Para los autores Mamá Grande para los editores, la Diabla. La B de Balcells es la B de Boom o la Barcelona capital del libro hispanoamericano.

Al igual que Merton, el crítico literario que protagoniza su novela , Martínez conoció a la superagente en los noventa cuando publicó su primer título, 'Acerca de Roederer'. Llegó a la agencia gracias a la periodista Lilian Neuman, periodista y compañera de talleres literarios en Argentina. «Mi primera impresión de Balcells fue una mujer afectuosa con sus autores: transmitía un entusiasmo que les daba seguridad. También muy astuta, mefistofélica… No se limitaba al mundo editorial, su mirada abarcaba la política, la economía y otros sectores que favorecerían su estrategia».

La agente de la novela despliega esos poderes para que admirado y temido Merton lea el manuscrito de A, un compatriota y el escritor que promociona. Pero la lectura deberá realizarse en Barcelona, donde Monclús, como hacía Balcells, le tratará a cuerpo de rey. A su llegada, Merton recibe dos cheques: uno por haber aceptado la propuesta y el otro por el artículo que escribirá.

La agente confía en que su crítica desvelará el «patrón narrativo» de la novela de A , la historia de un profesor de filosofía seriamente enfermo. Instalado en una casa de Pedralbes, Merton será seducido por la esposa y la hija de A: «Son mujeres que despliegan sus armas sexuales en una época en que se les victimiza. La puritana cultura actual se parece al realismo socialista», apunta.

Doctor en Matemáticas y autor del ensayo 'Borges y la matemática', Martínez alcanzó difusión con 'Crímenes imperceptibles', que Álex de la Iglesia llevó al cine en 2004 como 'Los crímenes de Oxford'. Quince años después, en 2019, mereció el premio Nadal por 'Los crímenes de Alicia' . El escritor acaba de adaptar para Netflix su novela de 2007 'La muerte lenta de Luciana B. En 'La última vez' no hay crímenes, pero sí un suspense ilustrado muy borgeano.

La comprensión lectora es el principal problema de la educación, advierte Martínez, que tuvo la suerte de contar con una espléndida biblioteca familiar: «Si los jóvenes leen, pueden acceder a todas las disciplinas del saber y acabar con el absurdo divorcio de la Ciencia y el Humanismo. Pensemos en Pitágoras, Platón o Spinoza» .

Las Matemáticas y la Filosofía no son mundos ajenos, subraya el autor argentino: «El matemático concibe un teorema y el escritor una novela. Ambos parten de una tormenta de ideas, aunque el uno se expresa con números y el otro con letras: signos. En Matemática, la lengua debe ser precisa, sin la menor ambigüedad y el escritor busca también la precisión en los matices para que el lector conecte con lo que quiere decirle. Pero existen jerarquías lectoras y aquí los críticos literarios juegan un importante papel».

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