Una escena de montaje
Una escena de montaje - TEATRE LLIURE
Teatro

No se pierdan este Pinter

El Teatre Lliure acoge una espléndida adaptación de «Invernadero» a cargo de Eduardo Mendoza y con dirección de Mario Gas

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Ha trascurrido más de medio siglo desque la escritura de «The hothouse», una pieza de Harold Pinter que no fue estrenada hasta 1980. Obra emparentada con el teatro del absurdo -Beckett, Ionesco- y con resonancias de Orwell y Foucault sobre la aniquilación de la identidad en organizaciones reproductoras de totalitarismo, «The hothouse» -«Invernadero» en esta espléndida versión de Eduardo Mendoza- recobra actualidad en un momento en que los mecanismos de vigilancia relegan a un segundo plano la libertad individual.

Un excoronel de tics fascistoides (Gonzalo de Castro) está al mando de este «Invernadero»: en apariencia una clinica de reposo que encubre una siniestra factoria de exterminio. La muerte de un paciente cuyo nombre ha sido sustituido por un número y el nacimiento de un bebé de otra paciente sirven a Pinter para diseccionar las psicologías de los trabajadores del centro, auténticos robots que despachan con cinismo sus siniestros quehaceres.

Con una escenografía funcional que potencia el ritmo dramático, los personajes comparten complicidades y señalan a Lamb (Carlos Martos), uno de los trabajadores subalternos, para que cargue con las culpas de la cúpula. Un sistema que recuerda a tantos casos de corrupción que se saldaron con la condena de los secundarios y nunca de los personajes principales. Los villancicos navideños suenan en “Invernadero” como un siniestro rumor de fondo de la maldad. Mario Gas dirige un reparto perfectamente conjuntado, sin altibajos interpretativos: Tristán Ulloa es el burócrata criminal camuflado bajo una retórica tecnocrática. Igualmente destacable es el papel de Isabelle Stoffel, la señorita Cutts, mujer sinuosa de un erotismo lascivo que conjuga con un laconismo verbal inquietante.

Reunidos en el círculo vicioso del asesinato, los personajes de «Invernadero» cultivan eso que Orwell denominó el «doblepensar», tan utilizado por los poderes para disfrazar los recortes sociales o los apaños partitocráticos. Nos encontramos con un Pinter merecidamente rescatado. Lleva razón Mario Gas al advertirnos de que hay muchos Pinters: unidos, eso sí, por el denominador común de la alienación personal y el control social. Pero este -Mendoza mediante, repetimos- es uno de los mejores Pinter.

Es una pena que su «Invernadero» sólo recale once días en Barcelona. Dénse prisa. No se lo pierdan.

Invernadero

Autor: Harold Pinter. Dirección: Mario Gas. Versión: Eduardo Mendoza. Escenografía: Juan Sanz y Miguel Ángel Coso. Intérpretes: Gonzalo de Castro, Tristán Ulloa, Carlos Martos, Isabelle Stoffel, Javivi Gil Valle, Jorge Usón, Ricardo Moya. Teatre Lliure Montjuïc.

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