Pasar página

Quizás lo menos relevante de esta columna sea la crónica del partido. El Español jugo con más corazón que cabeza. Y consiguió el objetivo de ganar a cualquier precio solo porque el Sevilla, que sigue sin ganar un partido fuera de casa en toda la temporada, tenía la cabeza más en la vuelta de la semifinal de la Europa League que en la Liga.

Aunque matemáticamente falte un punto el triste y ramplón objetivo de la salvación está conseguido al 99%. Un puntito más, preferiblemente a obtener el próximo fin de semana en el estadio del Barcelona estaría muy bien pero puede que incluso sin ese punto estemos salvados.

La salvación no tiene mérito nuestro sino demerito de los contrarios que tenemos por debajo.

Quizás no tener presidente, no tener entrenador ni director deportivo haga de nuestra salvación algo épico.

El ambiente al finalizar el partido, en el campo era de liberación de la tensión acumulada por los jugadores, y en la grada de resignación.

La nueva propiedad de club, sellada casi definitivamente la permanencia, o le da la vuelta a la estructura deportiva y a la plantilla o tendremos que afrontar otro año de lento declive.

Vi por la Tv las imágenes de como la afición del Sporting recibió a su equipo para afrontar el decisivo partido que jugo contra el Eibar, nosotros ayer éramos 28.000. Inmenso contraste sobre el ánimo de ambas aficiones.

El Español del futuro, de la mano de Chen y su imperio Rastar necesita un relato, una épica, algo más que sobrevivir.

Eso sí, es meritorio en un contexto social, político –sí, político, porque no reconocerlo- y mediático donde el Español parece molestar frente al poder del casi monopolio culé haber sobrevivido a la crisis.