La noria

La cumbre pro referéndum convocada por el presidente Carles Puigdemont, a la que se ha invitado a partidos y entidades que conforman el llamado Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, así como a los denominados “comunes”, obedece a una maniobra tacticista de consumo interno y proyección externa. En clave interna, el soberanismo oficial ha de marcar perfil independentista para calmar los ánimos de la CUP y facilitar la tramitación y aprobación de los Presupuestos. También, ha de atraer a la causa a Catalunya Sí que es Pot y a los “comunes” colauistas. Carles Puigdemont necesita incluir a la “nueva” izquierda en el “proceso”. Y lo hace planteándoles un dilema: o estás con Nosotros o estás con Ellos. Los “comunes” asistirán por puro tacticismo.

En clave externa, Carles Puigdemont, en el contexto de la Operación Diálogo, cuando se percibe una cierta intranquilidad en un mundo soberanista que ya no puede vender la idea de la España inmovilista, necesita mostrar la imagen de un independentista que no está dispuesto a ceder a los cantos de sirena del Estado. Para ello, la convocatoria de la cumbre en favor del “derecho a decidir” es una manera de reafirmar la idea de “referéndum o referéndum”. Una clave externa que deviene también interna al buscar la credibilidad independentista de Carles Puigdemont en Cataluña.

La cumbre pro referéndum es un mero movimiento táctico mediante el cual Carles Puigdemont quiere salvar el tipo. El suyo y el del independentismo oficial. El “proceso” está vivo, afirma. La hoja de ruta hacia la República catalana sigue ahí, asegura. El referéndum se hará, dice. Una huida hacia adelante que, antes o después, topará con la realidad de un referéndum que no se celebrará o con las exigencias de una CUP y una ERC que emplazarán a avanzar la fecha de la consulta. ¿Qué puede ocurrir? Quizá una convocatoria anticipada de elecciones sean o no en clave refrendaria o plebiscitaria. Elecciones que serán autonómicas y medirán la fuerza de unos y otros. Sigue la noria.