Detalle del perro disecado que puede verse en el museo
Detalle del perro disecado que puede verse en el museo - MACBA

El MACBA expone como obra de arte un perro disecado

Forma parte de la muestra «No temeré mal alguno», del venezolano José Antonio Hernández-Díez

BARCELONA Actualizado: Guardar
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La capilla del Convent dels Àngels, anexa al Macba, acoge estos días un «Sagrado Corazón activo» muy curioso que firma el artista venezolano José Antonio Hernández-Díez, afincado en Barcelona desde hace dos décadas. «Hernández-Díez fue monaguillo hasta los catorce años y quedó muy marcado por los rituales y los simbolismos de la iglesia católica», justifican los comisarios Max Andrews y Mariana Cánepa Luna.

La pieza en forma de cruz simula un retablo clínico presidido por un corazón que parece latir. «Originariamente era un corazón de vaca pero en esta reproducción hemos puesto un corazón de látex; el órgano flota en el agua», destaca Cánepa Luna sin obviar el reto tecnológico de conseguir el efecto del latido con una maquinaria que está sumergida.

Bajo el título «No temeré mal alguno» se presenta en Barcelona la primera retrospectiva de Hernández-Díez. «Hemos tenido que reconstruir sus primeras obras de los años ochenta y noventa que ahondan en la muerte, la conciencia y la resurrección y las hemos puesto en diálogo con un nuevo proyecto creado para esta exposición que bautiza como “Filamentos” compuesto por filamentos de bombillas».

La leyenda de San Guinefort

Todas las miradas se van hacia una cámara transparente en cuyo interior yace un perro disecado. La instalación, que data de 1991, está basada en la leyenda de San Guinefort, en la región francesa de Dombes, que durante mucho tiempo veneró a un lebrel, cuyo amo le mató creyendo que había asesinado a su hijo, y posteriormente se descubrió que no había sido así.

«Me explicaron esta leyenda y decidí crear una cámara donde la materia no se corrompiera –recuerda Hernández-Díez-. Le pedí a un amigo veterinario que me consiguiera un perro muerto que fue embalsamado en Venezuela por un taxidermista». Ante posibles denuncias de las protectoras de animales, el artista quiere dejar muy claro que el animal no sufrió.

No hay que explicar cada pieza con detalle sino dejar al espectador que descubra el origen de cada una. Sí podemos desvelar lo complicado que resultó conseguir un monitor en blanco y negro de los años setenta para reproducir la pieza «Houdini». «La obra es de 1989. Esta pantalla reproduce un vídeo en el que salgo yo sumergido en el agua boca abajo atado con cadenas –explica Hernández-Díez-. Es un homenaje al famoso mago e ilusionista Houdini cuyo truco estrella era el de la Cámara de agua de tortura china».

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