Joan Carles Valero - LETRAS EXPECTATIVAS

Más rumba, por favor

Suena a maldición, pero el verdadero motor de los cambios reales son las crisis y, cuanto más profunda y estructural, más cambio

Nuestros padres tuvieron un solo trabajo toda su vida, nosotros tendremos varios trabajos diferentes y nuestros hijos van a tener siete trabajos a la vez. Albert Cañigueral ha escrito “El trabajo ya no es lo que era” (Conecta), donde dibuja el nuevo escenario líquido del mundo laboral y ofrece un mapa que orienta en este entorno extraordinariamente cambiante que atravesamos.

Nuestra relación con el trabajo estaba ya mutando antes de la pandemia con conceptos como “economía colaborativa”, cuya clave consiste en ganar con tecnología sin casi empleados ni medios de producción, mientras los “colaboradores” ponen todo: los vehículos, las viviendas... Covid-19 ha acelerado esa mutación que incluye la transformación del contrato social y que, como la marea, evidencia los fallos del sistema de protección social frente a nuevos modelos de empleo que, por otro lado, son los que más crecen.

Suena a maldición, pero el verdadero motor de los cambios reales son las crisis y, cuanto más profunda y estructural, más cambio. La adaptabilidad es y será la principal virtud para hacer frente a retos presentes y futuros. Y no hay nada mejor que afrontarlos con alegría de vivir. Como si cada día fuera “Dumingu”, que es el nombre artístico de David Andreu, que junto al productor Vidal Soler, han lanzado “Ensèriu?”, su primer disco de rumba catalana de autor.

Las juergas y la buena vida cerca del mar, concretamente en Vilanova, rezuman en este disco con letras construidas a partir de juegos de palabras, como en “Rumba de l’all cremat”, canción donde se mezclan peces, cocina y estados de ánimo, porque “un día vi que los peces te transmiten su personalidad y muchas veces te ves reflejado”, dice Dumingu, que canta: “chafado como una cabeza de rape, morrudo como una morruda, perdido como el camino de los cangrejos, chupado como una cabeza de gamba….”

Mezcla de ritmos de rumba clásica con buena producción musical y letras “con mensaje” nada trascendente, o sí, pero siempre dicharachero, alegre y con voluntad de bulla juguetona, las diez canciones de Dumingu, que es como se habla el catalán en Vilanova, son una excusa para evadirse en unos momentos como los actuales, cuando la evasión es más necesaria que nunca. Más rumba, por favor.

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