La cotidianidad de Marcos Palazzi, en la Sala Parés
El pintor barcelonés expone instantáneas de su vida diaria y sus viajes
El matrimonio Palazzi buscaba un lugar recóndito donde pasar los fines de semana y las vacaciones y dieron con un paraje cerca de l’Atmella que se ha convertido una fuente de inspiración inagotable. «Encontramos una casa en Tarragona que hemos reconstruido poco a poco y que ha transformado su espacio de ocio», explica el pintor barcelonés en un recorrido por su exposición de la Sala Parés.
«Mi nueva vida está muy asilvestrada –insiste el artista cuyo taller está en la calle Sant Pere més Baix-. Conozco a muchos de los personajes del barrio donde trabajo y me sirven como modelos». Su mujer, sus hijos, sus animales de compañía, una rouloutte abandonada, sus viajes… lleva dos años dibujando sin descanso. «Tenía claro que sería una exposición de cuadros pequeños, incluso con soportes tan curiosos como las cajas de luz. Respeto mucho el dibujo; siempre empiezo con el lápiz y luego lo pinto o no».
El monaguillo de la Casa del Tibet
Las escenas más cotidianas se convierten en retratos cotidianos. «Pau restaura la Casa del Tibet, es algo así como el monaguillo de la Casa del Tíbet y quise dedicarle un cuadro; Oriol es el marido de la payasa Pepa Plana que nos invitó por su cumpleaños a comer calçots». En cuestión de viajes también nos muestra sus últimos desplazamientos: «NY, Tailanda, Ámsterdam; menos Barcelona, todo».
«No faltan guiños a algunos de mis ídolos como Elvis Costello que se cuela en un cuadro o gente que conozco bien como Sun, una chica coreana que vive con nosotros». La ironía impregna sus obras y el espectador la disfruta.
