Ángel González Abad - LOS MARTES, TOROS

Paco Camino, una mirada atrás

Figura indiscutible de los años sesenta y setenta de la pasada centuria, tuvo con Barcelona una relación muy estrecha

Paco Camino frente a un toro, en una imagen de archivo ABC

Ángel González Abad

La Casa de Madrid en Barcelona ha vuelto a brindarse a los aficionados barceloneses. En el auténtico centro de acogida de la resistencia taúrica catalana, ahora sede del ciclo de conferencias de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, el pasado domingo estuvo protagonizado por una figura del toreo que tuvo uno de sus feudos en la Monumental barcelonesa. El escritor y periodista Carlos Abella diseccionó la personalidad de Paco Camino como torero y como hombre , con amenidad y un profundo conocimiento, lo que le permitió ahondar en situaciones que descubrieron rasgos y matices a los nuevos aficionados y llenaron de recuerdos a los más veteranos, que vivieron con pasión aquellos años en la arena de la Ciudad Condal.

Paco Camino, figura indiscutible de los años sesenta y setenta de la pasada centuria, tuvo con Barcelona una relación muy estrecha. Desde los primeros triunfos como novillero y la admiración y el interés que provocó en el entonces todopoderoso empresario Padró Balañá, hasta las grandes tardes como matador de toros en una plaza en donde llegó a torear más de ochenta tardes , el ruedo en donde más veces hizo el paseíllo.

Pero hay una fecha que quedó grabada a fuego para toda la familia Camino. El 3 de junio de 1973, un toro de Atanasio Fernández hirió mortalmente a Joaquín Camino , que actuaba como subalterno a las órdenes de su hermano. Fue, sin duda, la tarde más amarga de las vividas en toda su carrera. Sintió el apoyo y el cariño de los aficionados en aquellas horas dramáticas que le llevaron a ausentarse un tiempo de las plazas.

Abella, autor de la biografía de Camino, fue mucho más allá de los datos y explicó los porqués del toreo del diestro de Camas, de su formas, de sus anhelos y ambiciones, tan unidas a su propia personalidad como hombre. La admiración por Antonio Ordóñez o la pelea en la plaza de Aranjuez con 'El Cordobés' , y ante las cámaras de televisión con Palomo Linares. Fue una mañana de domingo plena de nostalgias, y a la vez de futuro.

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