Vicente Ángel Pérez - CORAZÓN DE LEÓN

Tragedia en la A-6

Las víctimas de los accidentes de tráfico se han convertido en números de estadísticas para que las autoridades de turno presuman del descenso de la siniestralidad

Vicente Ángel Pérez
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Hacia las nueve de la noche de este viernes una familia que regresaba a su hogar de Caboalles de Abajo (León) se topó, a la altura de Tordesillas (Valladolid), con la muerte que acecha en las carreteras con la guadaña en las manos y el zurrón, en el que acumula cadáveres, al hombro. Las víctimas de los accidentes de tráfico se han convertido en números de estadísticas para que las autoridades de turno presuman del descenso de la siniestralidad. Pero en la tragedia del viernes noche en la A-6 hay, además de tres muertos y un herido muy grave, unos padres y un hijo fallecidos, y una hija que se encuentra en el Clínico Universitario de Valladolid en donde los médicos luchan por salvar su vida.

En un instante, todas las estadísticas han saltado en pedazos. La DGT informaba el jueves de que en la «operación Navidad» (del 23 de diciembre a la medianoche del 6 de enero) en la comunidad de Castilla y León se habían registrado dos muertos. Al día siguiente, en la noche del viernes, tres personas de la misma familia dejaban su vida en la carretera, pero, ironías de las estadísticas, sus muertes no serán contabilizadas como «navideñas»; serán tres número más en el balance anual de víctimas en las carreteras, que en 2015 se cobró la vida de 1.126 personas, 1.126 números detrás de los cuales hay otras tantas 1.126 familias.

La muerte en la carretera se ha convertido en noticia rutinaria que, salvo accidentes espectaculares, apenas merece atención en los medios informativos. Son números, sólo números, aunque, como en la tragedia de la noche del viernes en Tordesillas, haya un padre de 52 años, una madre de 43, un hijo de 5 años, muertos, y una hija de 15, luchando entre la vida y la muerte. Regresaban a su casa en la comarca leonesa de Laciana, quién sabe si tras haber disfrutado de la Navidad con familiares de Madrid, quién sabe si iban cargados con regalos de Reyes, quién sabe si acababan de llamar a los suyos para decirles que antes de la medianoche estarían en Caboalles, a descansar antes de emprender la cuesta de enero o reanudar el colegio. Y quién sabe, aunque se supone que la Guardia Civil lo sabrá pronto, cuál fue la causa de la tragedia que, a la vista de las primeras imágenes e informaciones, tiene varios interrogantes que, en tanto no se respondan, acrecentarán el dolor de familiares y vecinos.

En estos tiempos en los que la vorágine política reina en el solar patrio de una sociedad en la que principios y valores se derrumban día a día, puede parecer una excentricidad recordar a una familia cuya vida quedó enterrada la noche del viernes en la autovía por la que regresaba a casa. Eran personas, no números. Y con toda la vida por delante...

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