Más de 60 efectivos trabajaron en la extinción del incendio declarado en el Valle del Tera el pasado lunes EFE
Incendios

La superficie calcinada en julio no llega a la mitad de la que se quemó hace un año

Sólo un 2,5% de los llamas afectaron a más de 50 hectáreas y no se ha registrado ningún gran incendio. A estas alturas de 2015 ya había habido cuatro

Valladolid Actualizado: Guardar
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Cerca de 2.500 hectáreas han sido pasto de las llamas desde que empezara el pasado 1 de julio la temporada alta de incendios. No es una cifra desdeñable, pero pese a que las advertencias hacían augurar una campaña complicada por la abundante vegetación que habían dejado las lluvias de primavera, el volumen de superficie arrasada por fuegos forestales no es ni la mitad de la que se contabilizó en el mismo periodo del año anterior, cuando se superaron en 31 días las 6.000 hectáreas abrasadas.

Cabe recordar que el año pasado también fue especialmente complicado. En este caso, por unas condiciones climatológicas opuestas a las de 2016, la escasez, pero que dejaron en ese momento una vegetación seca que ejercía de combustible.

Aunque en distintos grados, ambas campañas arrancaron con un punto de partida difícil y la comparación entre los dos meses de julio deja un balance del volumen de fuegos similar, que, de hecho, es ligeramente mayor en 2016. Sin embargo, en cuanto a la envergadura de éstos, las cifras cambian y mucho. Sobre todo, la diferencia la marcan los temido «grandes incendios», aquellos que superan las 500 hectáreas afectadas. Mientras en 2015, un verano azotado por constantes olas de calor, a estas alturas del año ya había habido cuatro, en 2016 aún no se ha registrado ninguno, de acuerdo con los partes diarios facilitados por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente.

La explicación está en que el año pasado las altas temperaturas y la vegetación seca favorecieron la expansión de los fuegos, que en este pasado mes de julio se han controlado con menos dificultades. De hecho, sólo un 2,5% de las llamas declaradas superaron las 50 hectáreas y siete de cada diez se quedaron en conatos, al no ser la superficie abrasada superior a la de un campo de fútbol.

Si la comparación se amplía a más años, ésta revela que pese a reducirse bastante respecto al año anterior las cifras de julio de 2016 no son tampoco para echar cohetes. Así, las hectáreas quemadas son el doble que las registradas en de julio de 2014, que fue uno de los mejores años en cuanto a incendios de la última década.

Nivel de emergencia

Otro dato que indica que no ha habido casos de especial gravedad es que sólo en diez de los 460 incendios declarados fue necesario elevar el nivel de emergencia. El grado 1 de Infocal se fijo en seis ocasiones, y se determinó porque se previeron medidas para protección de personas, llevaron más de 12 horas para ser controlados o había zonas afectadas de más de 30 hectáreas o con masas arboladas. Mientras, se declaró cuatro veces el rango 2 de peligrosidad, que se decreta ante la incorporación de medios no adscritos, grave riesgo para la población y bienes distintos a los de naturaleza forestal o cuando se requieren evacuaciones o cortes de carreteras.

Entre las causas de los incendios, este año destaca que las cosechas tardías están dejando un mayor volumen de fuegos provocados por accidentes o negligencias vinculados a maquinaria agraria. Como siempre, los fuegos intencionados siguen estando sobre la mesa, siendo una de las principales causas la voluntad de la mano del hombre.

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