F. HERAS
Política

«En la política hay que estar de paso, no para toda la vida»

Tras ocupar el escaño dejado por Tomás Burgos, Raquel Alonso (PP) es la diputada más joven del Congreso

Valladolid Actualizado: Guardar
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A sus apenas 25 años, Raquel Alonso se ha convertido esta semana en la diputada más joven del Congreso de los Diputados al ocupar el sitio dejado en las listas por Valladolid por Tomás Burgos, ratificado como secretario de Estado de la Seguridad Social. Tan apasionada «o más» de la política como de la arquitectura, que aparca «durante un tiempo», Alonso, a la que le han preguntado estos días si era la hija de alguna de los diputados, asegura que siempre ha tenido «vocación» por la «cosa pública» y por «ayudar a los demás» y considera que es el momento de «hacer las cosas mejor» en favor de los ciudadanos.

—¿Cómo se ha sentido en su primera toma de contacto con el Congreso de los Diputados?

—Estuve el martes y el miércoles y fue muy bien, aunque estaba muy nerviosa porque no conocía prácticamente a nadie, salvo a Nacho Tremiño –también diputado por Valladolid–. El Grupo Popular está preparado para que llegues allí y no tengas ni idea de cómo es el funcionamiento de nada. Desde el principio he estado muy arropada y todos los de Castilla y León estamos muy juntos.

—¿Cuál va ser su función?

—De momento estoy en la Comisión de Fomento y soy portavoz adjunta de Vivienda. No sé si participaré en alguna más. Al ser arquitecta, creo que era la mejor opción y puedo aportar bastantes cosas.

—¿Alguien de la Cámara Baja ya le ha dicho eso de que qué hace una chita tan joven como usted en un lugar como éste?

—Pues sí. La mayoría de los diputados tienen hijos de mi edad y me preguntaban si yo era la hija de alguno. Se quedaban un poco sorprendidos. Creo que es positivo porque cambia un poco la imagen del PP. Siempre se nos acusa de que somos gente mayor, que no hay renovación ni regeneración... algo que es una absoluta mentira. Tenemos el alcalde más joven de España, que es el de Villalón, y muchos diputados provinciales en la veintena o la treintena. Se están cambiando las cosas poco a poco y la sociedad lo va a percibir.

—Sin embargo, se vincula más a la juventud con los partidos emergentes.

—Puede que se vea más porque son los que más salen en manifestaciones, pero es una imagen bastante sesgada de la realidad. Por ejemplo, aquí, en Valladolid, hay muchísima gente joven afiliada al PP o a Nuevas Generaciones y las cifras no dejan de crecer.

—¿Como respuesta quizás a que aumentan también los jóvenes que se suman a Podemos o Ciudadanos?

—Puede haber cierta respuesta o efecto rebote de gente que cree que estos nuevos partidos y lo que dicen sus líderes no son los que nos representan.

—Hace unas semanas, Juan Vicente Herrera señalaba que era el momento (con vistas al Congreso Nacional y Regional del PP) de dar paso «a nuevas ideas y personas».

—La renovación es importante, pero no hay que confundirla con meter gente joven a puñados. Es bueno que exista una combinación de experiencia y novedad. A los jóvenes nos hace falta que un mentor nos oriente, nos ayude y nos forme. Es lo que me gusta mucho del PP, que es muy equilibrado. Hay gente de todas las edades, de todas las formaciones...

—¿Por qué entra en política y por qué elige el PP?

—La política para mí es un vehículo para hacer cosas buenas para las personas. Es algo precioso. Siempre he tenido vocación de ayuda hacia los demás. Aunque mis familiares son simpatizantes del PP, soy la única que ha entrado en un partido. Empecé a participar en Nuevas Generaciones con 16 años. Veía las noticias y un día pensé que se podían hacer las cosas mejor y me dije, por qué no, y me planté en la sede del PPpara afiliarme.

—¿Y ha tenido que dar por ello muchas explicaciones a sus amistades?

—Conozco a gente de todo tipo de ideología. Mis mejores amigas de la carrera son las dos de Podemos. Hablo con ellas y hay cosas en las que estamos más de acuerdo de lo que puede parecer. Nos lo pasamos fenomenal y creo que es muy interesante porque aprendes muchísimo. Antes de ir a la universidad casi todos mis amigos eran de derechas. Después, empecé a conocer a personas muy interesantes de izquierdas que también te enriquecen política y personalmente.

—¿Parece usted el paradigma del consenso que se necesita ahora?

—Creo que hay mucha gente así. Casi nadie está ya asignado al cien por cien a una única ideología política.

—¿Cree que la legislatura durará cuatro años o acabará antes?

—No lo sé. Espero de corazón que dure los cuatro años. Y, desde luego, la palabra clave es el consenso. Hay que pactarlo absolutamente todo, por lo que va a ser una legislatura buenísima para España.

—Lleva un año trabajando como arquitecta y ahora lo tiene que dejar...-

—Ya lo dejé el lunes. Algo de pena te da porque llevaba siete años volcada en la arquitectura –seis estudiando–, pero creo que la política es un sitio para estar de paso. Será una etapa que durará lo que dure y luego volveré a la actividad privada. La política no se entiende para estar aquí toda la vida. Estás una temporada y aportas lo que puedes.

—¿Qué le dice a la gente que identifica al PP con la corrupción?

—Que el PP no es un partido corrupto. Hay gente corrupta en él, como la hay en todos los sitios. Eso hay que castigarlo y esa gente no puede formar parte del partido. Nuestra Ley de Transparencia nos ayuda a señalar a esas personas y a apartarlas, aunque crea mala imagen.

—¿Pero no ha faltado celeridad en su partido para actuar antes contra los cosas que se conocían?

—Siempre es duro asumir que alguien en el que estás confiando te está fallando. Es como si tu pareja te engaña. Cuesta aceptarlo. Los nuevos vamos a estar más encima de este tema para que no vuelva a ocurrir.

—¿Les toca controlar a sus mayores?

—Yo creo que ellos se controlan solos y que la inmensa mayoría de los cargos del PP son de bandera, gente diez.

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