Declaración de uno de los policías durante el juicio
Declaración de uno de los policías durante el juicio - POOL
JUICIO POR EL CRIMEN DE ISABEL CARRASCO

Los policías desmontan la versión de madre e hija sobre la entrega del arma

Los agentes de Burgos dicen que Montserrat dio el bolso a Triana y no que ésta lo recogiera en un garaje

«Nunca mencionaron el acoso sexual» entre los motivos de odio

LEÓN Actualizado: Guardar
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Durante el tiempo que compartieron con Montserrat González el día después del crimen de Isabel Carrasco los dos agentes enviados desde Burgos para reforzar la investigación aseguraron ayer que la detenida les enumeraría al menos «una decena» de motivos en los que asentaba su odio hacia la víctima, pero ninguno de ellos hacía referencia a un supuesto acoso sexual de esta a Triana Martínez. «Todos se ceñían al ámbito laboral», destacó el primero en declarar en la cuarta sesión del juicio. Este hecho, que también confirmó su compañero, desmontaría la teoría que sostiene la defensa de madre e hija de que fue a raíz de que Triana rechazara a Isabel Carrasco -que asegura que la intentó besar a principios de 2010- cuando comenzaron los problemas entre ambas y cuando se produjo su salida de la Diputación, donde la joven trabajaba desde 2007.

El inspector de policía de Burgos, durante su declaración
El inspector de policía de Burgos, durante su declaración - POOL

Este no es, además, el único argumento de la defensa de Montserrat y Triana que los agentes de Burgos echaron por tierra durante su intervención en el juicio. Según indicaron, «en ningún momento» propusieron a madre e hija un pacto de ningún tipo ni les recomendaron qué debían señalar en su primera declaración, en la que aseguraron por separado -asistidas por su letrado y de forma voluntaria- que el intercambio del bolso con el arma tras el asesinato se había producido en el pasadizo que une Colón con Gran Vía de San Marcos. En ese encuentro, que ambas tildaron de casual, la madre le habría dicho a la hija, según sus propias declaraciones, «deshazte de esto», para después entregarle la bandolera en la que había guardado el revólver con el que quitó la vida a la expresidenta de la Diputación y del PP de León. De esta forma, se pone en entredicho la versión de los hechos que esgrime desde hace pocos meses el abogado que las representa ahora, en la que Montserrat, según defiende, habría arrojado el bolso a un garaje situado a la altura del número 21 de la calle Lucas de Tuy y su hija, viendo lo que había hecho y pensando que quizá el arma empleada fuera la de su padre, entonces comisario jefe de Astorga, lo recogió del suelo.

«Alterada, nerviosa, agobiada»

Los agentes de Burgos que declararon ayer aseguraron haber llegado a León comisionados por el jefe Superior de Valladolid sobre las 11.30 horas del 13 de mayo. Accedieron a Comisaría media hora más tarde y se entrevistaron con la jefa de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (Udev) con el fin de ponerse al día en la investigación. No es hasta las tres de la tarde cuando suben a Montserrat a las dependencias que ellos ocupaban. Tras haber pasado la primera noche en los calabozos, el primero en declarar apuntó que la detenida estaba «alterada, nerviosa, agobiada y quería hablar con alguien que llevara la investigación». Según le comentaron en ese momento ella habría llegado a decir incluso «me voy a suicidar si alguien no me atiende». Cuando Montserrat se sienta con ellos se queja de la comida y poco a poco se va tranquilizando. Les pregunta si conocen a su marido -a lo que ambos contestan negativamente- y empieza a decir que quiere confesar, que ella es la que ha matado a Isabel Carrasco y que su hija debe quedar en libertad.

«Montserrat me enumeraría una decena de cosas de lo que Carrasco decía que hacía su hija. Todas ellas se referían al ámbito laboral, nunca hizo referencia a ningún acoso»

Los agentes incidieron en que la detenida tenía un gran interés en conocer qué se estaba contando en ese momento en los medios de comunicación y en si se hablaba de su hija y manifestaba su idea de «darse por loca». La actuación de los policías de Burgos fue abiertamente cuestionada por el abogado de madre e hija, que los acusó de haberlas «engañado» para arrancarles su primera confesión asegurando que las iba a ayudar y que venían de parte de su marido y padre, a lo que ellos respondieron que no habría sido posible, porque no lo conocen. «Yo he estado sólo una vez en mi vida en Astorga y fue haciendo el Camino de Santiago», subrayó uno de ellos.

«Las dos dijeron que Montserrat le entregó el bolso con el arma a su hija en el pasadizo y que la madre le pidió que se deshiciera de él. Nunca que le había tirado en un garaje»

Además de los dos agentes de Burgos, en la sesión del juicio celebrada ayer también estaban llamados a declarar varios agentes de la Policía Nacional que llevaron a cabo las inspecciones y reportajes fotográficos de los vehículos de Triana Martínez y Raquel Gago, de la pasarela en la que se produjo el crimen y del domicilio de Triana. Uno a uno fueron detallando su labor en las diferentes actuaciones y señalando al jurado lo que habían visto durante ellas. Un aspecto al que se hizo referencia en varias ocasiones fue el hecho de que durante el registro a la casa de Triana se halló otro revólver, abundante munición, varias bolsas de marihuana y diverso material fotográfico y documental referido a la víctima, lo que probaría la premeditación del asesinato, según destacaron durante la vista. A esto hay que añadir que se encontraron anotaciones manuscritas por Triana sobre armas, precios y lugares.

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