Un testigo del incidente del Domingo de Ramos en Valladolid: «Los niños volvieron asustados»

Cofrades y PP culpan al Ayuntamiento y la Delegación de no evitar el suceso

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M .G.

Tras la procesión del Domingo de Ramos en Valladolid, los cofrades regresan a sus sedes en torno a las tres de la tarde. Sus músicos va marcando el ritmo en lo que habitualmente suele ser un paseíllo de curiosos en los últimos minutos. Pero este año, la recta final se torció. No había ocurrido antes, dado que no suelen coincidir los desfiles con otros actos, pero en esta ocasión, en la Plaza de la Libertad, a escasos metros de las iglesias en las que se recogían dos cofradías, se celebraba un acto. En concreto, del Ateneo Republicano en Valladolid con motivo del 14 de abril. A mitad de la lectura del manifiesto, la banda de cornetas y tambores de la Cofradía de la Preciosísima Sangre entró en escena y los presentes empezaron a pedir «respeto» para poder escuchar. La tensión llegó cuando en medio de la confusión, «algunos» comenzaron «escupir, insultar y empujar».

«Coincidió que una de las marchas la empezaron a tocar al principio de la calle y continuaron hasta llegar a la Plaza», sin saber que allí se celebraba un acto y que su sonido se había colado en él, dicen desde Valladolid Cofrade. «No sabíamos lo qué pasaba. Vimos que empezaban a silbar y empujar a los miembros de la banda de la Cofradía». Ante la situación, varios padres, explican que para evitar que «fuera a más» y proteger a «los niños» de esta procesión eminentemente infantil hicieron una «barrera» y «dijimos a la Cofradía que pasara rápidamente. Y así fue». «A los cofrades nos daba igual ese acto. Que hubieran cantado la internacional o lo que hubieran querido pero que no nos insulten», señala un testigo, que lamenta que entre ellos destacaron «cucusclaneros y meapilas». «Se nos puede acusar a los cofrades de pesados, de ir muy lentos y armar mucho ruido pero de ahí a cucusclaneros...».

«No todos» los presentes en el acto del Ateneo Republicano actuaron así, dejan claro los testigos, pero la situación de tensión -«algunos cofrades también se pusieron nerviosos»- desembocó en que «los niños que iban en la procesión volvieron asustados y llorando por los insultos, los empujones y la situación intolerable de violencia», advierte un padre. Además, dos músicos «que en ese momento tocaban la trompeta» resultaron heridos. «Con el tumulto, a uno se le partió el labio y a otro un empaste», aseguran.

Dicho esto, destacan desde Valladolid Cofrade que lo que más «molestó» fue que no existiera un control que hubiera previsto ese momento de tensión, ya que creen que se podría haber evitado. En esta línea, el Grupo Municipal del PP en el Ayuntamiento de Valladolid, responsabilizó ayer al alcalde, Óscar Puente, y a la Delegación del Gobierno de los «incidentes. Los populares entienden que ambas administraciones «deberían haber evitado las desafortunadas y violentas» escenas ante «una procesión que estaba llena de niños».

Repulsa

Desde Vox, su presidente, Santiago Abascal, mostró su «repulsa a los hechos ocurridos, producidos por aquellos que no tienen ningún respeto ni por la cultura ni por las tradiciones de nuestro país , que defienden el independentismo y vetan la libertad de expresión» y responsabilizaron a «Oscar Puente como Alcalde de Valladolid y portavoz nacional del PSOE por pactar con partidos políticos que defienden y justifican los actos como los producidos» en Valladolid.

Por su parte, los concejales de Valladolid Toma la Palabra en el Ayuntamiento de Valladolid Manuel Saravia y María Sánchez lamentaron el incidente pero reclamaron que «no se generalice» y «no se utilice políticamente».

Además, se pronunciaron sobre la presencia en el acto republicano del trabajador del Grupo Municipal Socialista e integrante de la lista de Óscar Puente a las municipales, Ignacio Herrán, que «puede estar donde considere oportuno». Valladolid Cofrade también defendió su comportamiento y su libertad de estar «donde le de la gana».

También se pronunció sobre lo sucedido el subdelegado del Gobierno en Valladolid, Emilio Álvarez, que restó importancia al encontronazo y consideró que se trató de un «desagradable incidente» que, puntualizó, «no debería haberse producido nunca».

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