Obra de Miquel Barceló en la exposición en la exposición «Nada temas, dice ella»
Obra de Miquel Barceló en la exposición en la exposición «Nada temas, dice ella» - ICAL
Cultura

El Museo Nacional de Escultura abre el legado de Santa Teresa al Tercer Milenio

Arte contemporáneo y clásico dialogan en una encrucijada de tiempos y sensibilidades

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Hoy, cinco siglos después de la muerte Santa Teresa, la espiritualidad, la religiosidad o lo sagrado siguen alimentando la creación artística. Es la génesis, la idea que subyace en «Nada temas, dice ella. Cuando el arte revela verdades mística», la exposición que cierra en Valladolid los actos conmemorativos del centenario el nacimiento de la mística abulense y que ayer fue inaugurada por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

Miquel Barceló, Louise Bourgeois, Bruce Nauman, Pilar Albarracín, Soledad Sevilla, Anish Kapoor, Cristina Lucas, Dora García o Marina Abramovic son algunos de los 21 grandes creadores contemporáneos cuya obra reúne el Museo Nacional Escultura Colegio de San Gregorio con la idea de mostrar la vigencia del lenguaje de esta Doctora de la Iglesia.

«No se trataba de hacer una exposición descriptiva, sino prospectiva. Ver cómo el legado de Santa Teresa se abre hacia el Tercer Milenio», apuntó ayer la comisaria de la exhibición, Rosa Martínez, quien antes de embarcarse en este proyecto organizado por el Museo Nacional de Escultura y Acción Cultural Española ha ejercido de directora artística de bienales internacionales como las de Venecia o Estambul.

Obras de Josefa Tolrá en la exposición «Nada temas, dice ella»
Obras de Josefa Tolrá en la exposición «Nada temas, dice ella» - ICAL

Santa Teresa fue escritora, psicoanalista, fundadora, peregrina, aventurera... Todo, en un tiempo -recordó la comisaria- «en el que era muy difícil ser mujer». «Nada temas, dice ella» trata de recoger y reinterpretar todos estos perfiles, y plantea a la vez un doble diálogo, el que se produce entre los trabajos contemporáneos expuestos y las valiosas obras de policromía pertenecientes a los fondos del museo. En este sentido, Rosa Martínez ahondó en la idea «trans-generacional, trans-histórica y trans-disciplinar» de la exhibición, en la que conviven géneros tan diversos como la fotografía, la performance, la escultura o el dibujo.

Tres sedes

Aunque la muestra se extiende por las tres sedes del Museo, el propio Colegio de San Gregorio, la Casa del Sol y el Palacio de Villena, es en este último espacio expositivo donde se concentran el grueso de las obras. Concebido su recorrido casi de modo

Sáenz de Santamaría y Herrera en la inauguración de la exposición
Sáenz de Santamaría y Herrera en la inauguración de la exposición - ICAL

laberíntico, nada más comenzar la exhibición se produce el primer diálogo. A un lado, la escultura de Santa Teresa de Gregorio Fernández; al otro, las imágenes generadas, a modo de collage, por el español José Ramón Ais, cuyas recreaciones de paisajes imaginarios llevan al imaginario a los pliegues de la mencionada escultura barroca. Dos obras se suman a este espacio, la «Escalera al cielo», concebida a propósito para este espacio por Cai Guo-Quiang, artista que ha trabajado generalmente con pólvora -fue el responsable de los fuegos artificiales de los Juegos Olímpicos de Beijing- y el «Texto continuo» de la paquistaní Waqas Khan, inspirada en «Camino de la Perfección».

Soledad Sevilla firma una de las obras más espectaculares de la muestra, un proyecto específico creado a partir de madera, hilos de algodón y luz negra creada en una «sala de cámara» muy próxima a las fotografías de Pilar Albarracín, en la que la creadora sevillana cuestiona el peso que la mujer ha tenido que cargar simbólicamente.

Las esculturas de Barceló

Cuando Rosa Martínez expuso a los artistas la idea que tenía para esta muestra, «revisar, a través de los mensajes de Santa Teresa, la espiritualidad en un mundo que se ha materializado excesivamente», dice que fue acogida con entusiasmo , sin ninguna excepción. Fue el caso de Miquel Barceló, que exhibe tres conjuntos escultóricos, entre ellos, «Allegoric», una cerámica que ha sido cedida por primera vez para esta muestra y que «representa el cuerpo dolorido de la Santa, y al mismo tiempo, el debate interno del artista a la hora de crear».

Otra artista paquistaní, Anila Quayum Agha, firma otra de las obras de mayor formato, «Intersection», un gigantesco cubo a modo de celosía inspirado en la Alhambra de Granada. Las connotaciones religiosas también están presentes en las vídeoinstalaciones de Bill Viola y Francis Alÿs, pero especialmente en la piezas de, quizá, la artista menos conocida de la exhibición, la catalana Josefa Tolrá, una mujer que comienza a pintar a partir de los 60 años como medio de liberación tras la muerte de sus dos hijos. Sus dibujos, en los que se pueden ver mujeres diosas coronadas por auras, plasman «las visiones y palabras que ella escuchaba», detalló la comisaria, relacionándolo con el personaje de Santa Teresa, que supo combinar la mística con la acción a través de la fundación de 17 conventos.

Instalación de Soledad Sevilla en la muestra
Instalación de Soledad Sevilla en la muestra - ICAL

El diálogo entre obra clásica y contemporánea adquiere su máxima expresión en el Colegio de San Gregorio, donde el bronce pulido de Louise Bourgeois, una de las «obras cumbres» de la creación contemporánea, dialoga con un demonio de madera policromada del siglo XVIII que emula sus retorcidas formas. También en este espacio sorprende la «conjunción» entre «La Magdalena penintente» de Pedro de Mena y la reinterpretación que hace de la misma la coreana Kimsooja; así como las conexiones entre el espejo cóncavo de Anish Kapoor y una de las obras más representativas de este museo, el Cristo Yacente de Gregorio Fernández. Culmina el recorrido por esta sede la instalación de Marina Abramovic, un vídeo en el que la artista plantea la necesidad de recuperar sabidurías ancestrales y el respeto a las diferentes tradiciones místicas.

En este sentido, la directora del Museo Nacional de Escultura, María Bolaños, se refirió a la «encrucijada de tiempos y sensibilidades» que supone esta muestra, que a su juicio, ha sabido unir la «estupenda galería de imágenes de la contemplación divina» que alberga el museo con esas «otras maneras que hay de entender ese universo y la ambición actual de seguir relevando algún tipo de verdad».

Más allá del museo

La performance de Cristina Lucas, donde la artista de Úbeda se plantea la necesidad de construir un mundo más igualitario entre hombres y mujeres, y el vídeo de Rivane Neuenschwander concluyen una exhibición que quiere ir más allá del propio espacio expositivo de la mano de la vallisoletana Dora García, que inaugurará el 25 de noviembre en una cafetería cercana al museo su proyecto «El café de los oidores de voces».

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